Mi hermana mayor Karina 4 - Relatos Eróticos

Mi hermana mayor Karina 4

Nuestras caras quedaron pálidas de terror de nuevo, le saque la verga a mi hermana con todo el dolor de mi corazón, nos poníamos la ropa y en ese momento escuchamos como introducía las llaves en la puerta mi padre.

No puedo recordar con qué rapidez nos vestimos, pero lo que sí sé que fue impresionante la velocidad, no sabíamos cómo disimular, estábamos muy nerviosos por lo que empezamos a recoger los platos y tazas del suelo sin mirar a ver a la cara a mi padre, teníamos la impresión que, si nos veía a la cara, sabría lo que estábamos haciendo.

La cocina se encuentra entrando a la casa a la izquierda, por lo que nos vio inmediatamente cuando entro, entonces nos preguntó por su tez se veía cansado y agripado, pero que paso aquí, mi hermana voltio seria como enojada, le dijo a papá, es que tu hijito querido hizo su gracia, estábamos comiendo se apoyó en la orilla de la mesa y voto todo.

Entonces mi papa comento, deja a tu hermano que arregle la cocina, para que anda haciendo sus cochinadas aquí, tu hijita ve por unas antigripales a la gaveta del baño y me los traes a la sala por favor, y se retiró de allí.

No tengo ni que explicarles que la favorita de mi padre siempre fue mi hermana, lo que le pedía, siempre la consentía, no me imagino que pasaría si supiera de todas las cosas deliciosas que le hacía a mi hermana, hace unos minutos sobre esa mesa, es la primera vez que disfrutaba limpiando la cocina.

En eso entro a la cocina mi hermana puso a calentar agua ...

... para hacerle un té a papá, y me dijo con su sonrisa burlona mientras yo lavaba los trastes, que haces hermanito, pobrecito lavando trastes, ya vez para que haces tus cochinadas sobre la mesa, nos empezamos a reír levemente con una cara de cómplices y de lujuria que no ocultamos en ese momento.

Hija, llamo a mi hermana mi padre, le dijo Karinita por favor ve a la farmacia por un medicamento para destapar mi nariz mi hija, contesto si papi, le llevo su té, subió a cambiarse y salió hacia la farmacia miniándome un ojo, dándome entender que compraría la pastilla de emergencia de una vez.

Termine en la cocina y fui a la sala con mi papá, le pregunte necesitas algo, él me contesto, no mi hijo, entonces me voy a mi habitación le dije, subí y me acosté sobre la cama, pensaba en lo que acababa de pasar, en que, por poco y nos pillan ensartados los dos sobre la mesa, esa adrenalina en que por poco nos atrapan, me sentí muy feliz de todo lo que me estaba pasando, sin embargo, mis ganas de hacer mía a mi hermana lejos de desaparecer, era todo lo contrario, la deseaba más, era como tener sed siempre de ella.

Por mi juventud se me paraba con tal facilidad, que aun que, en esa mañana habíamos hecho el amor dos veces, tenía los huevos destrozados y estaba todo agotado, seguía deseándola aún más que la primera vez, no había pasado el mediodía y ya estaba firmes de nuevo, quería estar con ella de nuevo, pero esta vez deseaba tenerla, con más tiempo sin prisas, quería disfrutarla quería ...