Ya soy el puto del equipo (XIII): Descubriendo El Refugio
Fecha: 18/06/2017,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
Al día siguiente, fiel a su desempeño, se presentó don Fermín, tal como me había avisado, para saber si nos faltaba alguna cosa o algo no funcionaba bien. Cuando llegó yo estaba con mi bañador más pequeño de color naranja, recogiendo unas flores para ponerlas sobre la mesa. Ya había visto todo, las mujeres estaban contentas porque «a los chicos les gustaba todo y no dejaban nada», todo funcionaba perfectamente y me vino a buscar con la intención de mostrarme algo.
Me habló de otra parcela, llamada El Refugio, que quería mostrarme y dispusiera de ella. Le dije que espere un momento:
— Voy a ponerme un pantalón y a llamar a Abelardo, para que venga con nosotros.
— No te cambies nada que estás muy guapo así.
Entré a la piscina y Abelardo estaba en el agua, le dije:
— ¿Quieres venir conmigo a ver otra finca de mis padres?
— Sí, claro que sí.
— Pues ponte el bañador y ven rápido.
Mauricio nos vio y como quería saber qué pasaba, me pregunta:
— ¿Pasa algo?
— No, ponte tu speedos y ven a ver.
Salimos los tres y nos tropezamos con don Fermín, me preguntaron:
— ¿Nos ponemos pantalón?
— Vosotros sois jóvenes y esos bañadores os lucen, vaya cuerpos tenéis, si no nos verá nadie, y está muy cerca, iremos a pie.—contestó don Fermín.
Don Fermín llevaba las llaves en la mano y me las daba y yo le hice un gesto con los hombros como diciendo «llévelas usted que lo sabe todo».
Por el camino, bajo un sol de justicia, tres jóvenes casi desnudos y un ...
... adulto con pantalón largo y camisa, parecía que íbamos a tramar algo. Pero no nos cruzamos con nadie. Se paró en un punto, frente a una esquina de la alambrada.
— Aquí acaba el Romeral, si miráis a la derecha veréis una esquina también vallada, allá empieza El Refugio. Tu padre quería comprar esta zona hasta arriba para tener la dos fincas juntas, pero pasó lo que pasó y cuando me enteré ya la habían vendido y no me pareció bien montar un lío con juicios por derecho de vecindad. Estos nuevos propietarios me la han ofrecido por una barbaridad de dinero, pensando que la deseamos comprar y les he dicho que no tengo ningún interés. Esto es lo primero que te quería decir. La puedes comprar si lo deseas pero exigen demasiado dinero.
— Si usted no la compró cuando podía, yo no la voy a comprar, su criterio me vale absolutamente.
Mauricio y Abelardo guardaban silencio, pero iban adquiriendo mucha confianza con el proceder de don Fermín.
Seguimos caminando hasta llegar a El Refugio. Igualmente en la entrada había un cartel con la caligrafía de mi padre. Entramos al jardín por la verja de hierra, el jardín estaba muy bien arreglado, aunque con pocas plantas. Cerró con llave y me señaló al frente que se veía por entre los árboles una casa a unos 150 metros. Llegamos allí y la casa era más modesta, le dimos la vuelta y era una casa unifamiliar. Entramos y conté que tenía tres habitaciones con baño, un estudio totalmente montado con planos y como de proyectos de arquitectura, mis ...