La invitación
Fecha: 28/07/2023,
Categorías:
Bisexuales
Autor: danielopolis, Fuente: CuentoRelatos
... siquiera me acuerdo de sus nombres, estaba casi embotado, Marina gozaba como una perra en celo, su padre se puso delante de ella y le pidió que le succione la pija, estaba literalmente sellada.
Adela, me dijo, jadeando, ponemela en el culo Benicio, y yo no quise contradecirla y se la metí hasta el fondo. Francisco, uno de los amigos, se acercó y me sacó a Adela y le metió la verga en el culo, mientras Alberto le ponía la pija en la boca.
Yo no podía perderme a mi cuñada, mientras Carlos, el otro amigo de mis suegros, le rompía el ojete, yo le dije que me la chupara, cosa que hizo casi a la perfección. Más tarde hubo un cambio de posiciones, Marina estaba arrodillada, yo me coloqué detrás de ella y se la metí en el culo, la estaba serruchando cuando de pronto vino mi suegro y parado delante de mí me dijo: chupame la verga Benicio, y ya que estaba no le hice asco y comencé a chupar la pija de mi suegro. Todo era tan loco que no pude ni siquiera pensar, me dejé llevar por los sentidos. En ese momento le acabé a Marina.
Estaba reponiéndome del polvo que me había echado con mi cuñada cuando Adela comenzó a chuparme la pija y me dijo: ahora la leche la quiero yo bebé. Enseguida se me erectó la verga, tenía los sentidos alterados de tanto sexo a mi alrededor, cosa que me tenía en una calentura permanente. Probé de nuevo todos los agujeros de Adela y le di mi leche en su concha caliente.
A todo esto Francisco, en un determinado momento, alzó la voz y dijo, bueno hay que ...
... probarle el culo a este muchacho, nunca me habían cogido, pero no me pareció nada del otro mundo, sobre todo en ese ambiente tan sexopático y asentí cordialmente, los tres me la metieron en el culo, cada cual a su turno, por supuesto que luego me dijeron que yo debía cogerlos a ellos, y accedí gentilmente, estaba muy excitado otra vez y con la pija dura. Probé el culo de esos tres hombres que deseaban mi miembro, no me pude contener en un momento dado y le acabé a Francisco.
Nunca me había ocurrido una cosa así, pero no me pareció nada estrafalario, aunque de hecho, lo era. Es más, podría decir que me gustó y lo tomé como un juego. Me había dado cuenta que soy bisexual.
Me quedé tirado sobre el sillón de tres cuerpos del comedor de la casa de mis suegros. En un momento sentí gemidos de placer, volteé mi rostro y vi que los tres hombres bañaban en semen el rostro de Adela y de su hija. Una cosa muy alocada. Parecía no tener fin.
Seguí con mi descanso y un rato más tarde pedí permiso para pasar al baño, tenía que higienizarme, me siguió Adela, entró conmigo y me dijo:
¿Te gustó?
Claro le dije, y mucho.
Sos terrible muchacho, me dijo, me llenaste la concha de leche y ya le habías acabado a Marina.
Si, le dije, sin más.
Sos de los nuestros, me dijo con una sonrisa.
Y pregunté: ¿por qué Ludmila no está en esto? ¿Qué pasa con ella?
Adela me dijo: Eso te lo tengo que contar con tiempo. Lo vamos a dejar para otra oportunidad, ¿te parece? Y salió del baño. ...