Así empezó todo...
Fecha: 04/02/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Don Mamadas xxx, Fuente: CuentoRelatos
Comenzaré explicándoles que Ale y yo nos conocimos muy jóvenes, ella tenía 13 años y yo 17. La relación continuó hasta que ella cumplió los 18 años. Ahí fue cuando comenzó la historia más caliente que pude haber vivido.
Con los 18 años su actitud cambió, comenzaba a insinuarse un poco más, su cuerpo estaba mucho más cerca al mío y siempre que podía había roces muy sensuales de sus nalgas con mi pene, sus hermosos senos con mis brazos y los besos cada vez eran más profundos y cachondos.
En una ocasión un beso inició todo, sus labios de color rosa se juntaron con los míos, nuestras lenguas se remolineaban en todos los sentidos, podía saborear todo lo que emanaban de esa virginal boca. Mis labios bajaron hasta su cuello y ni hubo ninguna resistencia, después baje hasta sus hombros y su respiración era cada vez más agitada y sus manos buscaban con ansias acariciar mi pene sobre el pantalón, cuando quise acariciar su vagina de un solo movimiento terminó con el faje que habíamos empezado.
Al día siguiente día platicamos por mucho tiempo y el tema terminó y no lo volvimos a tocar. Tiempo después estaba por suceder el clásico tapatío, chivas vs atlas y platicando con ella me dijo que apostáramos algo, porque yo soy atlista y ella es, malamente, de chivas.
Respondí rápidamente que sí y su propuesta me dejó helado.
Ale: Si tú pierdes mmmm, me llevas aaaa… Una cena romántica con pétalos y todo eso bonito.
Eduardo: Va!! Pero y si yo gano?
Ale: Si tu ganas, ...
... que?
Eduardo: Pues que quieres perder?
Ale: Pues... lo que tú quieras…
Eduardo: Lo que yo quiera?
Ale: Si
Eduardo: Segura?
Ale: Si… Lo que tú quieras…
Al escuchar esa respuesta, mi imaginación voló, en mi mente solo estaba la posibilidad de acariciar su vulva o que me dejara pasar mi lengua por su vagina, cosa que obviamente no iba a pasar. Mi respuesta fue rápida y espontánea:
Eduardo: Si gana el atlas, me dejas acariciarte la vagina…
Al escuchar lo que quería, no pudo ocultar su cara de sorpresa, lanzando a la vez una mirada que me decía a gritos que esperaba con ansias que yo ganara la apuesta. Por distintas situaciones no pudimos ver el juego, pero al enterarme del resultado mi mente voló nuevamente hasta ver casi realizada una de mis ansiadas fantasías.
Llegue a su casa con una sonrisa de oreja a oreja y no pude evitar hacer el comentario que estaba preparando desde que supe el resultado del partido.
Eduardo: Hola
Ale: Hola me dijo con una voz muy suave.
Eduardo: ¿Viste el partido?
Ale: Si…
Eduardo: ¡Gane!
Ale: si… ya se…
Cambiamos de tema y seguimos con pláticas de las actividades que habíamos tenido en el día. Cuando la oscuridad llegó y sus papás entraron a la casa, me tomó de la mano sin mediar la palabra me llevó a una parte con poca luz que había en la calle y me dijo:
Ale: Te voy a pagar tu apuesta…
Eduardo: ¿segura?
Ale: Si… cuando digo que haré algo no me retracto y lo cumplo.
Ella llevaba puesto un pantalón ...