1. Llega a la casa una nueva sirvienta


    Fecha: 25/12/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    En casa de mis tíos teníamos una sirvienta de hace muchos años, prácticamente desde que era un niño de 4 años, se fue a su pueblo porque ya quería descansar pero nos envió a sus sobrinos oriundos de Tlaxiaco Oaxaca, era un joven como de mi edad que se encargaría del jardín y de lavar los autos, así como de hacer los mandados, se llamaba Pedro y su hermana Julia una chica un par de años menor que yo que haría el quehacer y las labores de casa.
    
    Era una chica de 1.50 de estatura delgada, piernas largas y torneadas, unos senos medianos muy bien puestos firmes y sus nalguitas redonditas no grandes pero muy bien formadas en forma de exquisita pera, de todo esto me fui dando cuenta tiempo después, cuando jugábamos voley Ball en el patio o basquetbol entre los tres por las tardes al terminar sus labores.
    
    Me empezó a llamar la atención su cuerpo cuando la veía hacer el quehacer, al empinarse al barrer o trapear bajo los muebles, se rían muy bien sus torneadas piernas y en algunas ocasiones su panty blanca, ya fuera al agacharse o subirse en la escalera para limpiar los vidrios.
    
    Cada que la veía tenía unas buenas erecciones y tenía que irme a ver a mi vecina Mónica o si no estaba ella o sus amigas, me aguantaba o iba al baño a desahogarme, hasta que un día que mandaron a Pedro por unas cosas al centro y mis tíos habían salido, me quedé sólo con Julia y la mamá de mi tía pero ella se quedó arriba viendo sus novelas.
    
    Con el pretexto de que me mojó los zapatos con el ...
    ... trapeador, forcejeábamos con el fin de quitárselo pero en lugar de hacerlo normalmente por el frente, me ponía detrás de ella y al forcejear pegaba sus nalguitas a mi paquete que ya estaba mi pene bastante duro y así con cualquier motivo, le daba sus arrimones, al ayudarla a acomodar los trastes o cuando jugábamos con la pelota mis manos siempre terminaban en lugar de coger la pelota, tocaba sus piernas o nalgas o rozaba sus senos.
    
    Ella se ponía roja pero no decía nada ni se apartaba así que poco a poco mi atrevimiento era mayor, si veíamos la tele, por cualquier comentario le tocaba las piernas o la abrazaba si era una escena de miedo etcétera.
    
    Pedro consiguió otro trabajo y se quedó sólo Julia en la casa, como a los 8 días llegó una pariente de ella a ayudarla y las dos dormían en el cuarto de servicio. En el inter que se quedó Julia sola en su ropero guardaba yo una caja con mis revistas porno y diapositivas de mujeres desnudas haciéndole hincapié de que no la abriera, ni se la mostrara a nadie, sabiendo que no me obedecería y lo más seguro es que viera su contenido por curiosidad.
    
    Seguían mis manoseos con ella ya más abiertamente, pues al estar solos no me tenía que cuidar de su hermano, nada más de la mamá de mi tía, que una vez me vio entrar en el cuarto de Julia y le dijo a mi tía, afortunadamente no le creyó.
    
    El baño del cuarto de servicio quedaba aparte por lo que tenía que salir de su habitación para ir al baño, en una ocasión estaba en mi cuarto viendo hacia el ...
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