Sorpresa Diurna
Fecha: 01/12/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... introdujeron cada uno un dedo dentro del abierto y caliente coño de mi mujer. Sus gemidos se intensificaron hasta llegar a una explosión brutal que la hizo estremecer durante un tiempo. Abandonaron aquella zona y se echaron hacia atrás. Sin saber qué hacer a continuación, con las pollas igual de duras que la mía. Natalia nos miró y sonrió traviesa.
- ¿Ya habéis acabado? ¿No hay masaje superior?
Volvieron a coger el bote del aceite y vertieron una cantidad exagerada por los pechos duros de mi mujer. Luego se dedicaron a juguetear con ellos, pellizcando sus pezones, y amasando sus pechos hasta hacerla gemir de placer de nuevo. Yo lo miraba todo sin perderme detalle, moviéndome alrededor de la cama, grabando en la memoria cada momento. Natalia alargó las manos y agarró de nuevo aquellas desconocidas pollas, masturbándolas con delicadeza. En ese momento acabó cualquier atisbo de masaje. Los dos se abalanzaron cada uno sobre uno de los pezones de mi mujer y esta gritó de gusto. Aquello la volvía loca. Yo me acerqué al cabecero e intenté acercar mi polla a la boca de mi mujer, pero era demasiado incómodo.
- Cariño, ¿podrías comérmelo?
La obedecí al instante y mientras aquellas lenguas jugaban con los pezones cada vez más sensibles de mi esposa, yo me sumergí en su encharcado y abrasador coño. Cuando a los minutos abrí los ojos, no me había dado cuenta de que los había cerrado, y levanté la mirada vi a mi mujer chupar alternativamente aquellas cosas duras. Me miraba ...
... feliz. Estuvimos así un rato más.
- Cielo, vuélvete al sillón, que quiero que este de aquí me lo coma y que tú me mires mientras lo hace.
Me retiré de su coño con fastidio, me encanta su sabor, pero no la obedecí del todo. Me negué a retirarme al sillón, yo quería ver en primera plana todo aquello, ver como la lengua de aquel tipo lamía con ansia a mi mujer y como ella se tragaba cada centímetro de aquella polla que también había estado en mi boca. Ella volvió a gemir y detuvo al que estaba abajo. Me miró.
- Por fin vas a ver cómo me follan. Me muero de ganas.
- Y yo – mi voz fue apenas un susurro.
Se levantó de la cama y tumbó sobre ella al que se la había estado chupando. Se colocó a horcajadas obre él y se introdujo desesperadamente lento el pollón de aquel tipo. Entró despacio cada uno de sus centímetros de dureza. Y poco a poco comenzó a moverse encima suyo sin dejar de mirarme. Yo veía fascinado, excitado, como aquella polla desaparecía en su interior. El otro se acercó a ella y cogiendo su polla se la acercó a la boca. Natalia la engulló e intentó acompasar sus movimientos. Yo mientras me masturbaba, ella mientras gemía como podía. El que estaba abajo intentó acelerar sus embestidas, pero mi mujer le contuvo. Se sacó la polla del otro de la boca y me sonrió.
- Ahora debes, obligatoriamente, ponerte a los pies de la cama.
Hice caso a lo que me decía, pero me coloqué cerca, desde dónde podía ver como el miembro de un desconocido seguía en el interior de ...