1. Dos Amigas y un pueblo


    Fecha: 07/11/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... siglo pasado... - Le dijo Silvia a Sara divertida esgrimiendo una media sonrisa.
    
    - Serás... - Dijo él frunciendo el ceño.
    
    - ¡Primo! - Le interrumpió no otro sino José María, el chico que habían conocido en un viñedo y les había invitado a venir al pueblo. Sara le guió un ojo a su amiga y se lanzó a los brazos del recién llegado.
    
    - ¡José María! - El chico no se esperaba la reacción y no supo qué hacer. Quedó con las manos inertes colgando a los lados. - ¡Hemos venido al final! - Dijo con entusiasmado.
    
    - Me... me alegro. Este es mi primo Hugo. Perdonar si os ha molestado.
    
    - ¿Y a mí quién me pide perdón? - Dijo el aludido indignado empezó una perorata de protestas.
    
    - Venga primo. Vamos a probar el ponche del tío Eusebio y luego volvemos. ¿Os venís?
    
    - Quizás luego... - Improvisó Silvia. - Tenemos tu teléfono y justo la canción que van a tocar es un temazo, aunque desafinen un poco con la versión.
    
    José María se despidió y se marchó con su primo que no paraba de quejarse ante lo que él denominaba "las creiditas de ciudad".
    
    Las chicas se pidieron en una copa cercana aliviadas de haberse quitado en encima a aquel plasta y se mezclaron con el resto gente. Un rato más tarde, y algo contentillas, una chica tropezó con ellas.
    
    - ¿Esta no es...? - Preguntó Silvia.
    
    - Perdón.. se ha pasado un poco - Se disculpó un chico ayudándola echándole un brazo sobre los hombros.
    
    - ¿Vosotros estábais en el Enobus esta mañana verdad? - Inquirió Silvia.
    
    - Eh... ah, ...
    ... ¡vosotras! Sí, sí.
    
    Justo en ese momento un trueno hizo que la gente se alterara.
    
    - Y eso que no iba a llover. ¡La que va a caer! - Dijo Sara.
    
    - Joder... ¿Me ayudáis a llevarla a algún sitio resguardado por favor?
    
    Las amigas ayudaron a la pareja. Y se acercaron al porche de las casa más cercanas justo cuando empezaban a caer las primeras gotas.
    
    Un fuerte chaparrón empezó a caer arruinando la fiesta y espantando a la gente haciendo que salieran en desbandada.
    
    - ¡La qué está cayendo! - Dijo un chico que acababa de abrir la puerta de una casa. - Ostia-puta, ¡las creiditas! - Dijo el impertinente que habían conocido antes.
    
    - ¿Qué pasa Hugo? Pasad chicas, que os vais a empapar.
    
    - Tarde. - Dijo Sara señalando su camisa blanca totalmente empapada. - ¿Te importa si pasan estos compañeros del Enobus? La chica ha pillado un buen pedo.
    
    - Para nada. Ahora le pido a mi tío unas toallas.
    
    Entraron en la casa donde un señor de unos cincuenta años se afanaba por encender una chimenea de leña. El edificio de una única planta se veía antiguo, y los grandes bloques de piedra de las paredes y las grandes vigas de madera del techo así lo atestiguaban. Poca iluminada y con una decoración basada en elementos de agricultura restaurados y colgados de la pared, rezumaba calor de hogar por todas partes gracias a la gran lumbre y temperatura que las danzantes llamas proyectaban.
    
    - Don Eusebio, mire quién ha venido, las chicas de las que le hablé. - Dijo Mateo, el gigantón ...
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