Una mañana agitada
Fecha: 02/11/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: doctor_morbo, Fuente: CuentoRelatos
... que soy…
Los jóvenes rieron nerviosos y no se necesitó más. Se acercaron con las vergas ya duras en las manos. Azul las examinó, acariciándolas con estudiada lentitud. Lamió primero una y luego la otra, deslizando con suavidad la lengua por los glandes tersos e hinchados. Eduardo se quitó la remera y la obligó a meterse la verga en la boca. Azul simulaba arcadas para hacerlo sentir bien mientras acariciaba el miembro de Román, que sí era de buen tamaño. Se apartó y se zampó la pija de Román, tan grande que apenas le entraba. Las cuatro manos le sobaban las tetas a través de la musculosa, se la sacó mientras chupaba sin parar esa verga deliciosa. Lamía con entusiasmo la sal del líquido preseminal de uno y otro, intentaba meterse ambas trancas en la boca pero la de Román siempre terminaba ocupándola entera.
–¡Vamos a tu cama! –ordenaron ambos.
–Pero miren que…
Con un gemido rebotó sobre el colchón, una mano la atrajo hasta el borde de la cama donde su cabeza quedó colgando. El cipote de Román se le hundió entero en la garganta. Una arcada gutural la convulsionó, quiso resistirse, frenar el embate pero la verga seguía allí, llenándola como si quisiera convertirse en parte suya. Mientras tanto, Eduardo se instaló entre sus piernas y con un movimiento impecable se coló en su ano. Se movía ahí adentro como pez en el agua, a la tercera embestida la pija de Román en la boca le resultaba más tolerable de tanto placer como sentía al ser cogida de esa manera por esos dos ...
... pendejos.
Con un brillo de implorante lascivia siguió los movimientos de Román apenas se apartó, deseaba sentir en su culo ese buen pedazo de pija. Recibió con ganas la verga de Eduardo mientras esperaba con ansias el premio mayor. Vibró al sentir sus nalgas separarse y el glande apoyarse, presionar, entrar despacio, abrirse paso con deleite por su culo estrecho, hundirse lentamente, explorar cada milímetro… Exhaló un largo gemido cuando la tuvo toda adentro, se removía de placer a medida que entraba y salía como una serpiente de su cueva. Las manos de Eduardo la retenían para hundirle la pija hasta el fondo de su garganta.
–La quiero toda. ¡Vamos, chicos! –imploró el segundo que se liberó de Eduardo.
Se puso en cuatro. Para su suerte, Román volvió a empalarla mientras su boca se ocupaba de Eduardo. Ambos se movían con frenesí, como una máquina perfectamente sincronizada. Cuando Azul era empalada por atrás, la verga de Eduardo se perdía entera dentro de su boca. Se afirmó en el colchón cuando sintió una palpitación distinta y las manos aferrándose a su cabeza. Un disparo de leche le azotó las paredes de la tráquea y se deslizó caliente hacia abajo. Los dedos la retenían, obligándola a tragarse cada gota. Mientras, un rugido y un calor líquido en el otro extremo le indicaron que Román se estaba vaciando en el interior de su culo bien abierto. Los dos jóvenes permanecieron en sus posiciones hasta que se descargaron por completo entre gemidos satisfechos.
Tendida en la ...