Compartiendo la cama con una pareja de lesbianas
Fecha: 28/10/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos
... contundente chupada de concha.
-Permiso… puedo?
-Por supuesto… ya verás lo exquisita que está.
Olí y lamí. Y claro que estaba exquisita. Entonces nos fuimos turnando para atenderla. El clítoris de Brisa estaba ya inflamado y saltón. Un dedo de Soledad lo acarició mientras yo lamía y chupaba esos labios regordetes y depilados. Nuestras esmeradas atenciones la hicieron llegar a un retorcido orgasmo. Nos pusimos a la par, uno por lado para abrazarla y mimarla. Solo después que recuperó el aire, nos dijo que estuvimos geniales.
Recién entonces se dieron cuenta que yo estaba boca arriba y de verga bien tiesa.
-Qué grande, dijo Soledad…
-Sinceramente, nunca me habían dicho eso, le respondí.
-Yo no tengo experiencia para comparar y Brisa solo la de un noviecito de hace tiempo, pero...
Abrió el cajón de la mesa de luz y sacó un par de “juguetitos”
-Ves? Somos bien moderadas en el tamaño! O bueno… acaso prefiero no presumir de lo que natura no me ha dado… Eso sí, presumo de una lengua laboriosa! Jajaja!… Verdad, mi amor…?
-Claro, cariño. Vaya si trabaja esa lengua!
-Es que ahí está el secreto… en las caricias y los tactos!
Brisa tendió la mano y me acarició el miembro…
-Si no te pones celosa, me agradaría chuparla.
-Para nada… y no creo que Gerónimo se niegue, verdad?
-Desde ya que no, respondí…
Me quedé como estaba y Brisa se irguió un poco. Me la tomó con la mano y acercó su boquita para empezar a lamerla y chuparla. Mi verga ya era un ...
... garrote! Soledad observaba, sonreía y acariciaba a su compañera. Minutos más tarde dejó de chupar y se tendió en la cama.
-Estoy lista, dijo.
Miré a Soledad como pidiendo permiso. Ella asintió con la cabeza. Brisa abrió sus piernas y brazos para recibirme. La abracé y ya mi verga quedó en posición. Despacito me abrí camino entre sus pliegues y la penetré. Soledad me acariciaba la espalda y acariciaba la cara de su pareja. La chiquita estaba realmente sabrosa y entré a cogerla a buen ritmo. Después me apoyó las manos en el pecho para que me detuviera y me separó un poco. Levantó bien las piernas hasta la altura de mis hombros para exponerse totalmente. Fui adelante otra vez y la penetración fue muy profunda. Entré y salí con fuerza pero sin violencia. La profundidad le arrancaba gemidos. Empecé a sentir que acabaría y aumenté el ritmo de mis cogidas. Las respiraciones se agitaron hasta que mi leche se derramó en lo más profundo de su anatomía. Me retiré y Soledad la ayudó a mantener las piernas en alto y la cintura levantada como para que la esperma se mantuviera dentro e inseminara. Después de un rato la dejó tenderse y descansar.
Volvimos luego a tendernos en la cama.
-Me encantó, dijo Soledad…
-A mi también, respondió Brisa. Más de lo que había imaginado.
-Que no se te haga costumbre, nena, le replicó sus pareja.
-Oye… no seré yo quién te ponga los cuernos, solté y nos reímos los tres.
-Lo sé, Gerónimo, lo sé… jaaa! Y sinceramente te agradecemos por ...