... paso.
Así que, le pregunté: Sergio, ¿Q ué me estás planteando?.
Y él me dijo: Sólo quiero que te dejes llevas en la sesión de fotos y que me dejes provocarte, pero si acabamos follando como creo que tú también deseas, quiero sea un secreto.
Y justo cuando iba a hablar, me acercó un dedo a mi boca para que no hablase y se acercó a mi oído... Por favor, Athenea déjate llevar... Sé como me miras con ojos de deseo y yo te tengo demasiadas ganas.
Sin más, se levantó pagó el desayuno y nos fuimos a su estudio.
La verdad, es que yo también deseaba que pasara y he de reconocer que estaba excitadísima.
En fin, llegamos a su estudio, había una cama con unas sábanas blancas impolutas y un cabezal de forja.
Cerca de donde estaba el equipo de fotografía, tenía una mesa donde estaba una cuerda, una venda negra para los ojos y una fusta.
Al ver la fusta, me acojoné... Odio el dolor, no soporto el dolor. Y le dije, por favor, ni se te ocurra pegarme o hacerme daño, no soporto el dolor.
Me dijo: “Athenea, cálmate! Sé de sobra que no te gusta el dolor y que no te van ese tipo de experiencias”.
Le miré a los ojos y le dije: “Por favor, prometémelo”.
Me miró a los ojos, me dio un beso en la boca, mientras llevaba una de mis manos a su paquete firme y me dijo te lo prometo.
En fin, me metí en el baño y me puse una braguitas negras inocentes, un sujetador de encaje negro y una camiseta negra de manga corta y me dijo quiero que te pongas de rodillas encima de la ...
... cama mirando al cabezal y quiero que lentamente te vayas quitando la camiseta.
Bien, eso es fácil, pero y tú... ¿No te quitas la ropa?.
Yo mientras trabajo no me quito la ropa. Por cierto, insisto déjate llevar y a partir de ahora y hasta que termine, no puedes decir que no. ¿Entendido?
Sí, mi amo y me descojoné.
Estaba encima de la cama de rodillas y mirando al cabezal, mientras me iba levantando la camiseta yo oía clic clic... el ruido de la cámara y poco a poco sentía como se acercaba a mi, metió mis bragas por dentro de mi culo como si fuese una tanga, metiéndolas se chupó un dedo y me lo metió dentro de mi coño con firmeza y me dijo al oído: Mmm, Athenea estás muy mojadita... Nos lo vamos a pasar muy bien... Yo decidí mantener silencio, me daba mucho morbo haberle dejado el control de aquel encuentro.
Después de haber probado el sabor de mis fluidos, me empujó hacia la cama dejando mi culo en pompa y se oía de nuevo clic clic clic.
Y yo gemía, cuando gemía me decía silencio Athenea no me desconcentres, ya sé, ya sé que estás muy perra, pero tienes que portarte bien... ¿Recuerdas lo que tengo encima de la mesa?
¡Ostras! Yo ya no sabía si estaba nerviosa, cachonda o todo al tiempo.
Me dijo: Athenea ahora necesito que te des la vuelta, te quites la camiseta y que alargues la mano hasta el cabezal. ¿Entendido?
Me di la vuelta, asentí con la cabeza y le miraba desafiante y con un poco de vergüenza.
Me ató las manos, me puso una venda en los ojos ...