Conspiración en silencio
Fecha: 14/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos
Ya eran las 3 de la mañana, y cuando me ensobréen la cama, en un estado de excitación fuera de lo común,únicamente ataviada con mi camiseta y mis bragas que, por cierto, ya mostraban un embrionario medallón de viscosidad en el escudete, solo pensaba en cómo mitigar mi hervor para no montar un espectáculo sonoro por toda la morada. Necesitaba descargar todo aquello que estuve coleccionando gracias a una excitante noche de tertulia, intercambio de miradas, movimientos explícitos y varios decilitros de alcohol. La partida inesperada de Andrés y, por lo tanto, su ausencia en el caserón, no me ponía las cosas fáciles, pues sería extraño que alguien me oyera gemir mis calenturas en ausencia de mi novio. Y por todos los inquilinos era sabido que laúnica habitación en la que no había una pareja era precisamente la mía.
Mientras pensaba enésta, mi situación actual, me propuse desvanecer cualquier pensamiento de deseo y canalizarlo hacia la intimidad del siguiente domingo, en la acogedora soledad de mi piso o con la circunspecta presencia de mi compañero. El problema es que mi mano derecha opinaba de otra forma y, mientras yo luchaba para apagar el fuego de mis entrañas, ella recorría mi monte de Venus arrastrándose alevosamente hacia el interior de mi prendaíntima con la sabia intención de encontrar primero mis escurridizos labios, y mi botón descapuchado después. Sin duda, estaba a punto de desencadenarse un conflicto en esta absoluta contradicción, pues mientras mi cabeza parecía ...
... estar más fría y desafiante a cada minuto, mi sexo mostraba una hinchazón lujuriosa que, definitivamente, parecía conminarme a juguetear conél. Boca arriba, tapada con el edredón de una cama ajena y en una habitación desconocida, mirando al techo fijamente y concentrada en mis pensamientos, me debatía entre la insulsa decisión de soslayar este momento de frenesí, y la necesidad extrema que reclamaba todo mi ser. Y mientras tanto, como el que no quiere la cosa, casi todos mis dedos estaban ya palpando mi zona genital más exaltada, lubricando sus yemas y esparciendo mi néctar por toda la vulva en un acto sonoro que regalaba esos chasquidos que siempre denotan un momento de inmensa felicidad.
Lógicamente, me acabérindiendo a la lujuria y, con la intención de evitar acomodarme demasiado, dispuse dejarme las bragas puestas durante el forcejeo de mis dedos en mis cavidades. La parte frontal de la tela mostraba ahora un abultado movimiento que solo permitía suponer lo que ocurría ahídebajo. Me destapépor completo para airear el micro clima de esencias bajo la sábanas, y separélas piernas lo suficiente para fabricarme un espacio de maniobras. La parte exterior de mi mano percibía con claridad la ya fresca humedad de mi tela fruto del pretérito rocío personal, mientras que el presente calor surgía de una zona que ya iba a tardar muy poco en manifestarse.
La pequeña masía que Juan había alquilado junto a varios amigos pertenecía a un pueblo baldío y solitario al que se accedía a ...