Entrega de pañales - Relatos Eróticos

Entrega de pañales

Un día como otro estaba navegando por chollometro, cuando encontré unas muestras gratis de pañales para adultos (Y ponía prueba práctica a domicilio cosa que yo pasé por alto, porque no me esperaba esa prueba). Así que dije son gratis, y los pedí.

A los quince días tocaron al timbre, estaba yo solo en casa hasta pasar dos días. Fui corriendo a ponerme una toalla, porque estaba totalmente desnudo, una vez que abrí desde abajo una chica, que mediría un metro ochenta y cinco me dijo que si estaba Ismael y le contesté soy yo y ella me dijo que firmase. En cuanto firmé ella me agarró, y de una me esposó. Para que no gritara me metió los dedos hasta tocar la campanilla y me la enganchó con los dedos. Me estaban dando continúas arcadas hasta que por fin me saco los dedos. Me llevo al sótano donde desplegó el sofá cama y allí me ató. Una vez atado me puso el pañal y comenzó a hacerme cosquillas hasta llegar al punto que no pude aguantar más y me oriné en el pañal. Ariadna dijo en voz baja esto se pone divertido y entonces me quitó el pañal. Al poco tiempo empezó a masturbarme pero justo cuando me iba a correr paraba, esperaba un poco y de una me masturbó. Hasta llegar al punto de que tenía unas ganas de orinar terribles y para que no me orinara me tapó el glande. Me continuó masturbando hasta que se me puso la vejiga cerca al tamaño de un balón de ...

... balonmano.

Llegó la mañana, por lo consiguiente el momento preferido para Ariadna, cuando me haría lo que llamaba ´´vaciado intensivo de la vejiga´´. Así que dispuesta a completar la prueba práctica me cerró, de nuevo, la punta del glande y me echó a una bolsa. Una vez que estaba en la bolsa me levantó, me metió en el maletero de la furgoneta y me llevó hasta donde me haría el ´´vaciado intensivo de la vejiga´´. Una vez allí me sacó de la bolsa y me metió en una bañera en la que habían cuatro trozos de acero, en los cuales ató mis extremidades. Una vez atado comenzó el pre-vaciado.

Me metió la mano entera hasta la campanilla seguidamente lo acompañaron arcadas y unas cuantas lágrimas. Pero mantenió la mano y lo acompañó, ya por fin, con unas muchas presiones desde la parte de arriba de la vejiga hasta llegar al final de la vejiga. Tuve que orinar obligado por la presión ejercida por su mano, mientras no paraban de darme arcadas y saltarme lágrimas. La sensación que tuve fue como una corrida de unos dos minutos. Mientras orinaba Ariadna no paraba de hacerme cosquillas lo cual aumento más la sensación. Al final acabé devastado, de tanta arcada, lágrima y orina. Una vez acabado el "vaciado intensivo de la vejiga" Ariadna me empezó a echar un frasco con un curioso olor. Y allí me dejó en medio de la nada, atado y a merced de lo que pasara. Continuará...