1. Follada sin preservativo


    Fecha: 05/10/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: albertolobat, Fuente: CuentoRelatos

    Admito, estaba muy cachonda. Necesitaba sentir en mi interior el ajetreo de una polla bien dura, dispuesta a perforarme. Pero no alcanzaba con lo que venía haciendo con mi novio, todo muy tradicional, muy clásico y mecánico. Estaba en busca de una fantasía erótica muy particular. Quería que fuese un extraño, y que en algún sentido que me haga suya, me sometiese, me vejase.
    
    Por eso, ya había arreglado una cita con alguien a través de una página de citas. Sin peros, sin demases, “majo, ¿quieres follar?”. “Bueno, ¡claro!”. No se negó mi interlocutor cuando le mostré por foto mis “virtudes”, para tener ya casi 30 años la verdad que estaba en muy buena forma, conservando un juvenil aspecto que sabía hacía las delicias de muchos pervertidos de por ahí.
    
    En fin, lo que hice fue ponerme mis ropas más provocadoras, lo más sexy que podía ubicar en el closet. Por suerte era verano, podría ir con ropas bastante ligeras, particularmente sugerentes. Me puse en la cartera un preservativo de los que guardaba en el cajón, por sobre todas las cosas la seguridad.
    
    Salí a la calle, hacia la dirección donde vivía este sujeto. No sabía muy bien qué esperar, parecía un barrio bastante popular, cerca de mi hogar, pero en una zona definitivamente no tan pija como donde yo vivía. Tampoco había prestado mucha atención al aspecto de mi futuro “semental”, la calentura me podía más.
    
    Llegué al edificio en donde vivía el fulano. No tenía ascensor, era un lugar bastante venido a menos debo decir. ...
    ... Caminando por el lobby, con una alfombra gastada con marcas de quemadura de colillas de cigarrillo y olor a orines. Subí hasta el segundo piso y golpeé la puerta. No oí nada, ni siquiera un “quién es”, se abrió la puerta de golpe y me tiraron hacia dentro del departamento.
    
    Por cierto, ¡vaya departamento! Una pocilga en realidad, olía bastante mal, nunca pareció haber sido limpiado desde que se inauguró. A todo esto, sentí la puerta cerrarse de un golpe y finalmente pude ver la cara de mi “amado”. Dentro de todo no estaba tan mal, era afortunadamente de buen parecer, unos 40 años por ahí tal vez, con algunas cicatrices… Sus “heridas de combate”. Todo eso no hizo más que cachondearme aún más, una suerte de “macho alfa” estaba delante de mí.
    
    “Bueno, vale”, me dijo rudamente, “realmente estás buena tía. ¿Ya te desvistes?”
    
    “Este, ¡sí señor!” atiné a balbucear quedamente. Me saqué la blusa, las faldas y quedé delante de él en bombacha, como mi única prenda, con mis pechos al aire. Él seguía totalmente vestido.
    
    “Bueno señor” (¡ni el nombre me acordaba!), “traje protección”, dije tímidamente, sacando el preservativo de la cartera.
    
    “Hmmm… Mira, no sé... No me caben a mi esas cosas, la verdad que me la bajan”.
    
    Me agarró un poco de miedo, ahí sola, en el departamento de esta persona, un dejo de raciocinio se me vino a la mente en ese momento. ¿Qué estaba por hacer?
    
    “Escúchame”, me volvió a decir, “creo que estoy sano, y te prometo intentar no acabar dentro tuyo, ¿qué ...
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