Me cogió el conserje de la oficina donde empecé a trabajar
Fecha: 01/10/2022,
Categorías:
Bisexuales
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
... gruesa.
-Que rico mi ingeniero
-¿Te gusta?
-Si ingeniero, me gustan sus labios mamones
-¿Si, en serio?
-Si ingeniero y quiero comerme su culo blanco
-¿lo quieres?
-Desde que llegó a la oficina lo quiero ingeniero
Yo estaba a mil, que me trate en cada frase de ingeniero era demasiado excitante, mi culo ya palpitaba esperando recibir su trozo de carne. Mi boca estaba llena de verga y del sabor de ella. Me levanté y me puse de espaldas a él. Me desabroché el pantalón me aflojé la corbata, y él sin más me bajo el pantalón y el calzoncillo a la vez, dejando mis nalgas blancas al aire.
Le escuche decir, así “blanquito mi ingeniero, así blanquito”. Comenzó a acariciar mis nalgas con sus manos fuertes y ásperas, pero él no era de los tiernos y sofisticados, era un conserje medio bruto y a los pocos segundos ya tenía sus dedos presionando mi ano, que palpitaba con infinito deseo. Sentí que con su saliva me humedecía el ano, me inclino sobre el escritorio y sin más palabras me la empujo lentamente, sin violencia, pero sin pausa, lentamente sentí como mi culo se abría ante esa verga negra y deliciosa.
Cuando la había introducido toda dijo “ya es mío mi ingeniero” y comenzó a mover su pelvis de entrada y de ...
... salida, parecía que la sacaba toda y la volvía a meter toda, al principio me dolía un poco por la magnitud, pero pronto, todo ya era placer. En eso sonó el teléfono sobre mi escritorio. Pensé era mi jefe, lo empujé un poco, él también se preocupó y se distancio en silencio.
Era mi esposa que se había preocupado porque me había retrasado. Había estado llamando al celular y no me había dado cuenta. Cuando contesté le dije “amor, estoy un poco retrasado en la oficina, quizás 30 minutos con unos pendientes”. Cuando el conserje escuchó que hablaba con mi esposa, se acomodó detrás de mí y me embistió con fiereza, ya estaba dilatado, pero me tuve que morder los labios para no gemir de dolor y placer.
No había forma de cortarle a mi esposa, que es de las mujeres que hablan y hablan y yo seguía con esa vergota enorme llenándome el culo. Cuando al fin pude colgar sentí que el conserje aceleraba sus gemidos y pocos segundos después sentí un flujo de semen llenando mi culo. Sentí sus besos en mi cuello. Escuché sus palabras “que rico mi ingeniero”. Me besó la mejilla y se fue. Dejándome allí con el culo roto y el pantalón en las piernas.
Me quedé unos minutos. Hasta se me calmó el corazón. Me lavé los dientes en el baño y fui a casa.