No fue un encuentro normal
Fecha: 29/09/2022,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... punto de gemir y gemir, presa de placer, como si con cada movimiento de la lengua de este hombre ella alcanzara el cielo. Y así, después de varios minutos de trabajo continuado, el hombre fue moviéndose a la inversa, ahora de abajo hacia a arriba, buscando volver a besar la boca de mi excitada y ansiosa esposa, pero ahora con la intención de llegar a lo que se quería.
Muy delicadamente lo hizo; la penetró lentamente mientras la estaba besando. Sus gemidos eran ahogados por la boca de aquel, que ahora cubría la suya. Su pene ya estaba dentro de su vagina, pero él movía sus caderas muy lenta y pausadamente, tal vez queriendo demorar la finalización lo más que se pudiera. Ella estaba encantada. Movía sus caderas en contraposición al movimiento de las caderas de él, de modo que pareciera que se movieran acompasadamente sobre la cama. El empujaba y, cuando se retiraba, ella empujaba hacia él. Sus sexos, sin duda, permanecían unidos. El miembro de este, además, por su gran tamaño, difícilmente se saldría de su receptáculo.
Él estuvo así, penetrándola en esa posición, y sin forzar la carrera, hasta que ella, en la máxima cota de placer, experimentó su orgasmo y lo anunció con un severo… ahhh… ayyy… ayy… ay… ¡cómo se siente de rico! Ahora si él, satisfecha la dama, decidió ir por lo suyo. Le pidió que se colocara de costado sobre la cama y él, acomodándose detrás de ella, la penetró y empezó a empujar, ahora sí, con mucha fuerza y vigor, manteniendo levantada la pierna ...
... derecha de mi esposa con una de sus manos. Y así, dándole y dándole duro, empujó y empujó, hasta que, sacando el pene de su vagina eyaculó en medio de sus piernas. Ella pudo ver cómo el chorro salió disparado y cayó sobre las sábanas.
Después de esto él, nuevamente, cubrió con su cuerpo el de ella y, sin dejar de hablar y besarla, siguió adulándola, diciéndole que había estado fabulosa, que ella lograba sacar lo mejor de él y que se sentía un verdadero macho cuando estaba dentro de ella. ¡En fin! Tanto halago sirvió para que, pasados los minutos y, sintiendo ella en sus manos que aquel pene crecía de nuevo, se acomodara para recibirle nuevamente. Esta vez ella se levantó de la cama, se dirigió hacia un espejo, se apoyó en él con sus brazos, inclinando un poco su tronco hacia adelante, de manera que sus nalgas quedaran a merced de su corneador.
Este no perdió tiempo, se colocó un condón esta vez, a pedido de ella y, aprisionándola por sus caderas, la penetró desde atrás y empezó a empujar de nuevo. Dale y dale otra vez. Mi esposa miraba su rostro en el espejo y veía como gesticulaba con cada embestida de aquel que, sin duda, estaba disfrutando de su regalo de cumpleaños, tal como se le había prometido. El siguió y siguió hasta que, finalmente, volvió a eyacular, pero dejó su miembro dentro de su vagina y su cuerpo presionando el de ella hasta que, por fin, se retiró. El hombre se despojó del condón, entró al baño un instante y volvió a su lado, recostándose ambos en la cama, ...