1. No fue un encuentro normal


    Fecha: 29/09/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... Contaba que desde esa época le llamaban la atención, las fiestas que hacían, los paseos, las reuniones de estudio, las invitaciones a cine y demás, pero nada referente a encuentros sexuales.
    
    La situación seguía sin cambios así que, pretendiendo que hubiera alguna definición, opté por dejarlos solos, y les dije que ahora el turno de ir al baño me correspondía a mí. Me retiré, pero me quedé observándoles desde lejos. Él le hablaba mientras la abrazaba y ella, al parecer, no le satisfacía en sus respuestas, pues notaba que él agachaba su cabeza, como decepcionado de la situación, que tal vez no se estaba ajustando a sus expectativas.
    
    Cuando volví, ambos estaban en silencio, así que pregunté. Bueno ¿se acabó la celebración? Bueno, patrón, yo quiero estar con ella un rato como regalo de cumpleaños, si usted está de acuerdo. Y tú, pregunté mirándola a ella, ¿estás de acuerdo? Pues, si no es para problemas, sí, dijo. Y ¿de qué problemas me hablas?, pregunte. No sé, dijo. Bueno, si eso ya estaba decidido, no sé para qué me preguntan. Es más, no sé para qué me convidaron a venir. Hubiera sido todo más fácil si yo no estuviera. No, patrón, al revés, no hubiera habido nada, dijo él, porque ella lo hace siempre y cuando usted esté de acuerdo. Pero, como está que no me habla hace días, yo que diablos iba a saber de sus oscuras intenciones. Entonces, decídanse, pues…
    
    Bueno, ¿quieres o no?, le preguntó él. Si, dijo ella. Vamos, entonces. Y, diciendo y haciendo, él se fue ...
    ... levantando, ofreciéndole la mano a mi mujer para levantarse y, sin soltarla, empezaron a caminar delante de mí, fuera del lugar. Yo, simplemente, les seguía. Aquello ya estaba previamente coordinado, porque el sitio de encuentro estaba convenientemente ubicado cerca de una zona de moteles. Caminamos unas dos cuadras, recorrido durante el cual él no la soltó un instante y, quien sabe qué irían conversando, pues de cuando en vez se besaban por un instante y continuaban.
    
    Al llegar al lugar, aquel se dirigió a la ventanilla de atención, y, después de unos instantes en que ella y yo quedamos a la espera en la sala de la recepción, volvió, la tomó de la mano y se dirigió a la habitación que nos habían asignado. Una vez allí, él dijo que quería calentar la habitación un poco y que, esperáramos un rato mientras trabajaba la calefacción. Me dijo que había pedido unas bebidas y que, si estaban entretenidos, por favor, las recibiera.
    
    Lo que vino después no lo había visto en los encuentros anteriores, pues él se paró frente a ella y, acariciándola suavemente, por todo su cuerpo, empezó a hablarle, a halagarle, a decirle que estaba muy bonita, que su aroma le tenía embelesado y que, cada vez que ella hablaba, el tono de su voz lo ponía a mil revoluciones por minuto. Y, en ese galanteo, frente a frente, él, delicadamente, empezó a quitarle la ropa. Primero fue su chaqueta, luego su blusa y por último su brasier, dejando expuestos sus pechos desnudos, que no dejó de acariciar, adular y lamer ...
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