Fecha: 24/09/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Sydneys, Fuente: CuentoRelatos
Soy Anna. Una estudiante de medicina que ha vivido durante toda su vida para ser una buena niña y ahora una buena chica, de ojos negros penetrantes, estatura mediana, piel mestiza, cabello largo alisado el cual siempre llevaba recogido en una cola de caballo, cuerpo estilizado por el trajín y el estrés, senos genéticamente grandes y trasero promedio.
Mi mundo transcurría en extenuantes guardias de 36 horas, con el anhelo de llegar a casa a dormir al menos unas cuatro horas y con suerte una cama promedio los fines de semana con alguno que otro chico. A menudo mi instinto de lujuria y deseo reprimido me llevaba a fantasear con proponerle tener sexo al hermano, esposo o papá del paciente que se sentaba frente a mi escritorio.
Por ese entonces eran guardias en temporada de fútbol, en una localidad pequeña donde esa semana se reunían algunos clubes a disputarse un amistoso y hacía tres días había examinado a un deportista adolescente que había ido representado por su entrenador, por lo que ese día él debía volver para revalorarlo y darle el alta definitiva.
Mi piel se erizó completamente cuando vi asomarse en la puerta esos casi 70 Kg de músculos muy bien ejercitados distribuidos en 1,70 m de estatura aproximadamente, con mono negro y camiseta del equipo, cabello corto negro que de armonizaba con una barba en corte candado que junto a su mirada penetrante me desnudaron la lujuria desde la primera vez que pude ver esos provocativos labios explicarme la causa de su ...
... presencia en mi emergencia.
El área de la emergencia principal estaba siendo reacondicionada por lo que temporalmente estábamos atendiendo el triaje en consultorios pequeños. Quizás eso despertó mis demonios deseosos de experiencias únicas, convertidas en fantasías sexuales.
Serían cerca de las 09:00 pm cuando me estremeció su voz aguda decir buenas noches! le saludé siempre evitando su mirada que me hacía olvidar el motivo principal que era valorar objetivamente al adolescente que dependía de mi criterio e informe para continuar sus prácticas en el equipo, siempre que no describiera alguna lesión deportiva en mi diagnóstico... Por lo que hice un gran esfuerzo en concentrarme, examinarlo y recomendarle que debía continuar inmovilizado un par de días más y luego ya podría continuar con sus entrenamientos. Finalicé la evaluación y le pedí a mi compañero de guardia que le colocara nuevamente la inmovilización, por lo que debían ir a la sala de colocación de yesos que ya estaba habilitada en la emergencia principal...
Yo por el contrario debía redactar muy profesionalmente el informe médico y las indicaciones definitivas pues ya me había enterado que viajarían al amanecer a su ciudad de procedencia al otro extremo del país, por lo que muy seguramente nunca más volveríamos a coincidir, lo cual llenaba la última casilla de requisitos de mi principal fantasía sexual... No lo volvería a ver!
Me senté a redactar a manuscrito el informe sobre el escritorio, con él sentado justo ...