Fecha: 20/09/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... boca me da un beso en la comisura misma de mis labios.
- Uy, cómo estás Bebé...!, viniste. Estás hermosa.
- No podía faltar con una propuesta como esta.
Pago las entradas, entramos y los hombres que están por ahí no ocultan las ancias de cojerla allí mismo, haciéndole no sé cuántas cosas con sus miradas.
Comenzamos a subir las escaleras rumbo a las tres salas que hay en la planta alta y le pregunto :
- conocés ?
- no
- entonces dejame que te guíe...
Mi brazo buscó su cintura pero el vaivén de su cadera dessvió mi mano hasta su culo tan apetecible. No sé cuánto tiempo habremos tardado en subir los veinte escalones hasta el primer piso, sólo sé que ella cerró sus ojos cuando mis dedos resbalaron hacia su concha y tocaron su piel. No lo había notado hasta ahora, pero su jean estaba prendido en la entrepierna por botones a presión, lo cual permitió que mis dedos lograran alcanzar lo inimaginable.
Llevé mis dedos húmedos hasta mi boca mientras la miraba a los ojos con una sonrisa. El sabor de su nectar era una mezcla perfecta entre salado y dulce que dió la cereza de que lo mejor aún estaba por venir.
Ella se giró y con sus ojos cerrados se abarzó de mi cuello y disparó su lengua hacia mis labios abiertos, a lo que yo respondí acariciando su nuca y tirando levemente de su cabello como para ver su lengua y así jugueteamos hasta que sus ojos se abrieron, rosados como sus mejillas, mientras jadeabamos.
- Guau !
- Y esto es sólo el comienzo le ...
... dije.
- Quiero que me cojas acá mismo...!
- No putita... primero vas a gozar de todo lo que nos aguarda más adelante... vení conmigo.
Subimos y abrí la puerta de la sala 3 para que ella pudiera pasar, como se espera de un caballero. Dentro, la única luz estaba en la puerta, donde nos encontrábamos ubicados, las butacas estaban ocupadas al parecer sólo por hombres que siemore están atentos a quién pueda entrar. La retuve para que nos quedáramos allí mismo y abrazándola desde atrás por la cintura, ella arqueó su espalda reclinó sucabeza hacia atrás, mientras mi bulto a punto de estallar se estampaba descaradamente contra su culo. Yo no llevaba puestos calzoncillos, por lo que el contacto se sentía casi de piel con piel.
Ella llevó su mano derecha hasta mi cabeza y con su lengua volvió a buscar la mía, jadeante y repleta de saliva. Era una hembra terrible y estaba exitadísima. Acompañé el meneo de su cola contra mi pija y el resorte de nuestras lengua remolieando en nuestras bocas con atroces masajes en sus tetas, juntándolas, fregándolas, estrujándolas con desenfado, como queriendo mostrarles a los asistentes, quién tenía el control de aquella situación.
El orgasmo de Débora inundó todos los rincones de mi boca y los hombres de la sala jadeaban con nosotros. Ssentí que los gemidos de la película en proyección sonaban apagados ahora y en su lugar, eran los suyos y los nuestros los que prevalecían. El aire se llenó del olor espeso que le dan una decena de descargas de ...