... y comenzó a mamar nuestras vergas por turnos, al que le tocaba meterle la polla en la boca aprovechaba para halarla de las coletas. Fue imposible que se tragara la de Daniel porque era muy larga y Duncan la tenía muy gruesa y los huevos peludos, pero aun así Sofía se los chupó sin asco; mi polla sin embargo sí pude hacer que se la tragara completa y sentir cómo su garganta me aprisionaba la polla fue la mejor jodida experiencia de todas, y ver sus ojos haciendo contacto con los míos en todo momento mientras la cogía por la boca fue lo más satisfactorio. Ella se esmeraba con cada uno de nosotros.
"Es una ricura esta boquita, eh" dijo Daniel, "yo ya estoy a punto. ¿Lista para tu lechita, princesita sucia?" Sofía asintió concentrándose en él mientras le hacía una paja rápida, abrió la boca y esperó con ansias a que la lluvia blanca le cayera encima, cerrando los ojos cuando mi socio se corría y le derramaba su semen que caía como lluvia sobre su cuello, labios, mejillas y hasta sus tetas, mi nena recogió el semen con los dedos y se lo llevó a la boca, mostrándoselo con orgullo antes de tragárselo. "Eso es, princesita, tragatelo como la putita que eres, tragatela toda mi lechita".
"Ven aquí, gatita" interrumpió Duncan, apenas dándole tiempo de tragar porque la tomó de la barbilla y le derramó una cantidad de leche espesa y caliente en la lengua, que se le deslizó hasta el paladar, Sofía, a pesar del brusco agarre se dejó hacer y miraba a Duncan con ojitos de gatita en ...
... celo. "Ten, lechita para la gatita". Cuando la soltó, Sofía también se mostró orgullosa de su trabajo y le abrió la boca, pero esta vez hizo gárgaras con el semen antes de tragarlo, relamiéndose los labios como una felina después de comer.
Se acomodó mejor y se concentró en mí, me sentí como un afortunado cuando volvió a meterse mi polla en la boca y a mamarla haciendo una presión deliciosa con sus labios mientras la metía en su garganta, poco a poco hasta que toqué el fondo de su garganta y mis huevos estaban en su barbilla, quise retirarme pero ella me lo impidió, entonces supe lo que quería, y me corrí directamente en su garganta, sujetándola de las coletas y sintiendo que el alma se me salía por chorros y chorros de leche que caían en el estómago de mi nena y ella se los tragaba con gusto. Creo que la llamé zorra o puta, pero no importa porque cuando abrí los ojos y solté las coletas poco a poco, dejándola sacarse mi polla, vi que tenía hilos de leche en la mejilla a pesar de que había hecho su mejor esfuerzo de tragarse todo. Se relamió los labios y me sonrió.
"Gracias por la lechita, papi" me dijo con su vocecita suave. "Gracias" añadió hacia los Daring.
"No hay de qué, gatita".
"Es un placer, princesita" respondieron los otros.
"¿Por qué no vas a refrescarte otra vez, nena?" pregunté inclinándome para besarla en los labios, ella me aceptó y asintió. Reacomodándose el bikini y volviendo a zambullirse en la piscina. Pronto los tres estábamos de nuevo con las ...