... ella un mensaje:
"Pensaré en ti mientras me ducho…"
Inmediatamente, llegaron dos más. Una era un desnudo frontal donde Carla se pellizcaba los pezones. En la otra, la mujer se masturbaba dirigiendo la alcachofa de la ducha hacia su coño rasurado.
"Ojalá fuera tu lengua…"
Ricardo recordó cómo, apenas dos meses antes, se habían escapado los dos a un hotel de la Sierra con la excusa de un viaje de trabajo. La foto hacía referencia a la comida de coño que él le dio a Carla bajo la ducha, arrodillado ante ella mientras el chorro de agua caía sobre ellos. Habían llegado hasta allí después de calentarse de manera incontrolada, cuando él la asaltó por detrás, agarrándole las tetas, al despertar y verla, sentada en el borde de la cama, hablando con su marido:
-Claro que te echo de menos Arturo, cariño…
Esa fue la frase que encendió el interruptor de Ricardo. Se acercó por detrás de su compañera de trabajo y le mordió sensualmente el cuello al tiempo que le pellizcaba los pezones. La mujer, a partir de ahí, no pudo mantener una conversación lineal. Y su mente la llevaba a recordar cómo había sido poseída por su amante la noche anterior. Aligeró una despedida de su marido y se llevó a Ricardo a la ducha donde follaron como adolescentes con las hormonas disparadas:
-Ricardo… -su mujer tuvo que gritarle para llamar su atención. -¿qué te pasa que te hablo y no prestas atención?
-Disculpa, es que tenía un whatsapp del despacho, ¿qué decías?
-Te decía, que mi ...
... hermana Ana va a venir a pasar las vacaciones de semana santa a la casa de la playa con nosotros.
-Ah... Vale... - El hombre siguió algo distraído.
Su mente se escapó de nuevo por la ventana. Su cuñada Ana era 13 años menor que su mujer. Era la rebelde de la familia. Había empezado 3 carreras y no había terminado ninguna. Ahora andaba colaborando en algún proyecto teatral.
Eso sí, estaba buenísima. Y alguna vez, en alguna reunión familiar, sus miradas se habían quedado enganchadas durante más tiempo del que el decoro marca. No tenía demasiado pecho pero tenía un cuerpo de surfista espectacular. Además de una cara de niña traviesa que volvería loco a cualquier hombre... y mujer.
Tres meses antes, las cosas se cuadraron para que la situación se desmadrara entre ellos. Ricardo tuvo que realizar un viaje de trabajo a La Coruña y su cuñada andaba buscando combinación para Santiago de Compostela. Pilar, mujer y hermana de ambos, fue la que propuso la opción de que viajaran juntos en coche… Ricardo y Ana se miraron con esos ojos lascivos que solo podían entender ellos.
La cuñada, que tenía que realizar una convivencia con su grupo de teatro prefirió no asistir a Santiago y pasar el fin de semana en La Coruña con Ricardo. La noche del sábado salieron a cenar. Bebieron, bailaron, y se enrollaron en un conocido bar de copas. De vuelta al hotel la cosa era incontrolable. Subieron por el ascensor morreándose.
Apoyados en el espejo, Ricardo había bajado el escote del pequeño ...