... las envidio. – terminó diciendo bajando la mirada.
Nos quedamos mudas y en silencio, pero mis ganas de pasarle la cuenta por su jugada con Alex pudo más.
-¡Contra la pared y bien apretada te tuvieron y no precisamente en la oficina, Maite! – exclamé riendo en tono irónico.
Las carcajadas rompieron el incómodo silencio y agradeciendo el generoso regalo de Bernardita, Jo y yo emprendimos el viaje a nuestro mal llamado retiro espiritual.
Así fue como llegamos a La Habana en medio de un sofocante calor y con ganas de tirarse a la primera piscina que encontráramos.
Luego de registrarnos, el botones tomó nuestro equipaje y nos guió a la suite que estaba reservada para nosotras.
-Oye chico – dice Jo imitando el acento cubano -¿Tú sabes dónde nos podemos ir de rumba un rato por la noche?
- Si lo que ustedes buscan es acelerar- nos dice el botones - deben ir por la noche a El Turquino, está aquí en el hotel en el piso 25.- Y mirándonos con una picaresca sonrisa – Hablen con Rolando, lo que necesiten él lo consigue señorita.- nos dice el joven guiñándonos un ojo-.
Al abrir la puerta nos encontramos con un apartamento que combinaba la autenticidad con el lujo. La suite tenía una vista maravillosa de La Habana.
Sin lugar a dudas, Bernardita había sido muy generosa.
Una vez acomodadas en la habitación, cada una tomó una refrescante ducha y mientras buscábamos algo de ropa ligera Bernardita abrió los fuegos con una curiosa pregunta.
-Ustedes que son más ...
... experimentadas. ¿Duele que te lo metan por el culo?- nos interroga inocentemente.
-¿Queeeeee?- Exclamó Josefina – dejando caer al suelo el pote de crema que estaba usando para lubricar su cuerpo
-¿Estás de broma, cierto?
-¡No, no es broma! ¡Es curiosidad! - y mirándome me dice –Fabiola, mejor te lo pregunto a ti, porque estoy segura que esta no sabe nada. Mírala, casi se cae de la cama de impresión - Exclama Bernardita riéndose a carcajadas.
-Para mí no es ninguna novedad – respondí muy tranquila y sin levantar la vista – ¡es más!, lo disfruto intensamente.
--¿Se dan cuenta las estupideces que están hablando?- Dice Jo - Una vez, Víctor me pidió si lo podíamos intentar por atrás -
-¿Y? - Preguntamos ambas al unísono –
-¡Qué asco, por dios!- exclamó Jo con cara de repugnancia – Le dije que no era puta y que si estaba enfermo por pedir cosas tan asquerosas. Después de ese episodio estuvo más de dos meses sin tocarme y nunca más volvimos a tocar el tema y menos intentarlo-.
-Jo – le dije, mientras me terminaba de vestir - ¡Si fuera por eso, varias seríamos putas y te aseguro que a mucha honra!- Respondí sonriendo.
-¡Eso es lo que quiero saber! – Agregó Bernardita – Pipo una vez me propuso que lo hiciéramos por ahí antes de casarnos para que no perdiera la virginidad – agregó - Lo intentamos una vez en el auto y no pude. Me dolía de solo pensar y sentirlo.
-¡Pero Bernardita!- dije- no es llegar y hacerlo así como así. Se necesita una preparación previa y ...