Estela esa morenita que hasta hoy es mi amiga, voy a contarles la vez que me la di aprovechando que estaba sensible.
Ya les conté de cuando me la comí en el baño de la casa de Ivette en la fiesta de su novio, pues esta vez fue distinto.
Habían pasado como tres semanas de eso, ella me contó que tenía muchos problemas con su novio y que finalmente la llevó a cortar con él en ese momento.
Y aunque al principio andaba de fresa conmigo por lo que paso en la fiesta del novio de Ivette, la vi tan mal que la invité a salir el fin de semana para que se distrajera un poco del mal momento que atravesaba.
Fuimos a comer, al cine, a pasear por reforma y finalmente cenar, ir a bailar y tomarnos unos tragos, todo estaba de maravilla, ella reía y se notaba más tranquila, bailábamos y tomábamos, la noche estaba muy buena.
Conforme pasó el tiempo ella se soltó más, bailábamos pegaditos, le acariciaba sus piernas se me sentaba en las mías, nos dábamos besos, hasta que le propuse irnos.
Aunque estaba dolida no se le quitaba lo fácil y aunque la apreciaba demasiado no iba a desaprovechar la oportunidad.
T: ¿Oye deberíamos irnos a otro lado no?
E: ¿Así? y a donde me vas a llevar!
T: Jajá a que te relajes un rato.
E: Suena interesante, ¡vámonos pues!
T: Ok nena lo que digas.
Salimos del bar y nos dirigimos al hotel más cercano, en la habitación nos besábamos muy pasionalmente, nos desnudamos mutuamente y sin perder tiempo nos acomodamos en un 69 ...
... delicioso.
Yo lamia y metía mi lengua en su conchita y ella comenzaba devorando mi cabecita y lamiendo el tronco como paleta, yo llevaba mi lengua hasta su ano y lo lamia mientras mis dedos jugaban con su clítoris.
Ella metía y sacaba mi verga de su boca mientras sus tetas acariciaban y masturbaban toda mi reata parada, la morena estaba caliente y el alcohol fue mi mejor aliado para tenerla así.
T: Que rico nena, uhm, no pares, ¡uhm!!
E: Que rica verga tienes, ¡no recordaba que fuera tan grande y gruesa!
T: Pue son es tan grande, ¡solo devórala uhm!
E: ¡Si!! ¡Me la comeré enterita!!
Me encantaba su modo de puta diciendo palabrotas y tragándose de mi verga como buena tragona.
Estuvimos mamando por un rato más hasta estar totalmente empapados de saliva, la acomodé en la cama y le levanté las piernas, comencé a penetrarla lentamente mientras besaba sus pantorrillas y sus pies.
Me encanta esa pose y siempre cojo así, me empujaba besándola y mordiéndole las tetas y su pezón oscuro y sabroso.
Ella movía un poco su cuerpo lo cual generaba más placer en ambos, mis movimientos aumentaban y yo la acomodé en patitas al hombro, me encantaba y excitaba mucho tenerla en esa pose, mi verga dura entraba y salía fuerte y luego suave, ella me besaba y acariciaba la espalda, apretaba muy bien mi verga, ¡ella movía su cintura para darme placer!
E: ¡Ah!! Tyson que rico, uhm!!
T: ¡Uhm!! Como aprietas, uhm, ¡me sientes, uhm!
E: ¡si!! Que duro, uhm, mas, ¡síguele no ...