Fecha: 10/09/2022,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
... luego le dijo:
-Nice -vio la cara de cabreo que le ponía José-. Bueno, es bueno. A ver cómo es el blanco.
José con voz paternal, le dijo:
-Te va a hacer daño.
Cató, tragó, y le preguntó:
-¿Está a la venta tu vino?
-Por desgracia, sí.
-Me lo llevo todo.
José le dio a la cabeza antes de decir:
-Te dije que te iba a hacer daño.
-¿Cuántos litros de vino hay en este sitio?
-¿Para qué quieres saberlo?
-¿Cuántos hay? Mi marido y yo tenemos un restaurante en Londres.
-Veinte pipas a 454 litros por pipa, calcula.
-A 450 serían 9000. Te doy 4000 Libras esterlinas.
-¿Y eso cuanto sería?
-5000 Euros.
-Pena que estés borracha, coño.
No le tomó en cuenta lo que había dicho.
-Al volver a casa te hago un cheque.
Vamos a dejarnos de negocios e ir al grano. La verdad es que José después de tener el cheque en la mano ya no quería comerle el coño, pero Jennifer viniera a eso y a otras cosas... Después de la tercera taza de vino, junto a la cocina de hierro, se quitó la chaqueta, desabotonó la blusa, se bajó la falda y quedó con las botas de mosquetero y el sujetador, todo de color negro. Se abrió de piernas y le dijo:
-Desnúdate - se desnudó.- Quiero que seas mi perro.
José se puso a cuatro patas y fue caminando hasta donde estaba Jennifer.
-Baja mis bragas.
Le bajó las bragas tirando con los dientes. Jennifer cogió una ristra de chorizos que colgaba de un cordel y le dio con ella en la espalda:
-"Plas, plas, ...
... plas"
-¡Perro malo!
Jennifer se sentó en una banqueta, le metió un mordisco a un chorizo, y con la boca llena, le dijo:
-Así te voy a comer la polla. Ven.
José fue a su lado, Jennifer se la cogió y comenzó a ordeñarlo.
-¡Si te gusta ladra, perro!
-¡Guau, guau!
Al ratito le decía:
-En pie.
José se levantó con la polla casi tiesa. Jennifer se quitó el sujetador y sus gordas y esponjosas tetas con areolas rosadas y sus gordos pezones quedaron al descubierto.
-¡Lame mis tetas, perro!
José lamió cómo un perro al tiempo que Jennifer le meneaba la polla. Se la acabó de poner dura. Después se levantó, se frotó un chorizo en el ojete, y acto seguido le dijo:
-¡Lame!
José quiso cogerla por la cintura y le cayeron otras cuatro leches con la ristra de chorizos:
-"¡Plas, plas, plas!"
-¡Los perros no tienen manos!
Le lamió el ojete, cantidad de veces, luego Jennifer se metió la mitad de un chorizo en el culo, lo sacó, le metió un mordisco y después le puso el coño en la boca, un coño que ya estaba mojado. José se lo comió, pero no cómo él quisiera. Jennifer solo le dejaba lamer de abajo a arriba. Poco después se apoyó con las manos a la barra de metal donde se colgaban los paños en la cocina de hierro, se abrió de piernas, y le dijo:
-A ver qué sabes hacer, perro.
José ya estaba hasta los cojones de tanto obedecer, le agarró las tetas, le puso la polla en la entrada del coño, y de una estocada se la metió hasta el fondo. Jennifer le dijo:
-¡Bad ...