... junté las dos pollas y comencé al chupar cual perra en celo, me entraban muy justitas, pero si, los dos capullos entraron en mi boca.
Me las metía en la boca, las sacaba, hacía que se frotasen, las agarraba las dos juntas pajeándolas a la vez y cuando estaban de lo más duras y mojadas, me puse en pie y me senté encima de ellos metiendo en mi coño esas dos maravillosas pollas simultáneamente, entraron con facilidad, a esas alturas mi coño estaba ya de lo más dilatado, comencé a cabalgarles, a retozarme sobre ellos, daba gritos de puro placer hasta sentir sentí mil estallidos, estaba tan excitada que me corrí enseguida, los orgasmos se sucedían, me vinieron no sé, 4 o 5 seguidos, hasta caer medio muerta en la cama, boca arriba, con el coño dilatado.
Al verme tirada, Mario se puso en pie, se me quedó mirado…
-¿Quieres más Amy, quieres un bañito relájate?
No podía ni articular palabra, me retorcía de placer. Mario miro a Mati y Mati a Mario, y fue cuando Mario le dijo a Mati.
-Adelante Mati, haz como yo. No te cortes, mira, para a tu tía Amy esto es el premio a sus servicios de perrita.
Todo fue muy rápido, Mario agarró su polla y comenzó a soltar un chorro de pis sobre mí, tenía la polla ...
... durísima, comenzó a mear sin control, sentí el chorro de calor sobre mis tetas, por mi coño, en la cara, empapándome. Mati también, agarró su polla y me la puso delante de mi cara, apuntado a mis labios, y mientras la daba un besito comenzó a mearme sin parar, soltando un gran chorro a la vez que Mario se la agarraba y estuvo dirigiendo el chorro durante un buen rato hasta que acabó.
Cuando terminaron, ambos me agarraron, me abrazaron, y entre los dos nos quedamos tumbados, empapados. Y así, tumbados, uno a cada lado, les se hice una paja simultanea hasta que hice que se ambos se corrieran, sintiendo un chorro de semen entre mis manos.
Se quedaron también exhaustos, solo jadeaban, me levanté y les dejé.
-Chicos, les voy a dejar, me voy a la piscina a refréscame un poco. Necesito relajarme.
Les di un beso con legua a los dos y así, desnuda y empapada, me bajé al jardín a darme un rico baño.
Ellos se quedaron en la habitación, aunque creo que cambiaron de cama, esa estaba demasiado empapada para dormir. Yo me quedé en el jardín, tumbada a la luz de la luna y así pasaron las horas hasta que los primeros rayos de sol comenzaron a despertarme.
Pero eso es otra historia que en breve contaremos…