Fecha: 27/08/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... todos modos, porque sí… se podía… Aquello era peor, todavía… Que en la prueba en la que deciden si te contratan o no pongan a tu ex novia a follarse al tipo que te ofrece el trabajo… junto con otro desconocido.
Ella, modelo de lencería, con las curvas más maravillosas que se podían pensar. Negra como la noche, no simplemente tostada. Negra de verdad… Su piel perfecta, cubriendo su voluptuosidad natural. Yo lo sabía, había recorrido con mis manos sus pechos y nalgas más veces de las que podía contar. No había engaños, se lo había dado todo la madre naturaleza. Y bella… mi ex era guapa a rabiar.
Nos habíamos conocido en un reportaje de moda, cuando yo andaba flotando en un mundo de lujo al que me iba acostumbrando poco a poco, pero gratamente. A nadie le amargaba un dulce, y a mí me gustaba lo bueno. Y esa diosa era buena de verdad. Como se suele decir, enamoraba a la cámara… igual que hizo conmigo. Caí rendida nada más verla en la mini batita con la que llegó al estudio. Sus piernas bien torneadas andaban con gracia, de puntillas, fingiendo llevar tacones. Ni falta que le hacían con lo alta que era. Se sentó en un taburete frente a la cámara, colocada en un trípode, y esperó mis instrucciones. Yo lo que quería era vaciar la sala y desnudarla solo para mí, recorrer sus miembros firmes con dedos trémulos y grabar en mi mente cada recoveco de ese cuerpo divino. Me había mojado las bragas… pero no solo era eso. Era deseo más allá del mero calentón.
La sesión de fotos, con ...
... todo su trajín, me dio la oportunidad de apreciarla de una forma a la que no hubiera tenido acceso de haberla conocido en la calle. Se mostró sensual, provocativa, insinuante y más… Quería que me excitara, de eso no cabía ninguna duda. Sabía que era lesbiana y jugó con ventaja. Quería que la recomendara para más sesiones y así me lo dejó claro cuando me susurró unas palabras una de las veces que me acerqué para colocarla en la postura en la que la deseaba.
- Será un placer seguir trabajando contigo…
Se me secó la garganta y en mi pecho algo presionó fuerte. Un golpe seco, y luego una caricia. Había algo de promesa en el tono de su voz que me decía que ese trabajo podría acabar con nuestros cuerpos sin ropa sobre la tarima flotante de mi ático. Y no me importaba reconocer lo más mínimo que estaba dispuesta a recomendarla una y mil veces si así podía seguir disfrutando de su piel negra expuesta para mis ojos.
A mi ático la llevé a la primea de cambio, por supuesto…
Coincidimos en más sesiones de las que eran posibles achacar a la casualidad. Me aproveché de mi posición para recomendarla una y mil veces, cuando me hablaban de las chicas que aparecería posando en un paraje desolado, para promocionar el calzado deportivo del último anuncio, o el maravilloso lugar de vacaciones para el que me habían contratado. Todas las modelos parecían insulsas a su lado, su piel era demasiado especial como para que pudiera olvidarla fácilmente.
Estaba encoñada, estaba claro.
Y ...