... Abrió el ventanal de la terraza y la cálida brisa de la tarde de verano le abrazó el cuerpo. Rei se sintió satisfecha, sus pezones se erizaron y se pusieron duros al sentir la brisa, y se transparentaron a través del sujetador deportivo que llevaba puesto. Eso le excitó y se tocó las tetas unos segundos mientras veía el atardecer desde la terraza.
Rei puso música en el salón y comenzó a hacer estiramientos en su colchoneta. Era su momento de relajación antes de ir a la ducha. Las mallas blancas le marcaban todo el cuerpo, sus muslos duros y el culo prieto y por delante, sus labios del coño también se marcaban cuando abría las piernas para llegar a la punta de sus dedos del pie.
Sofía salió al salón, la música la había desconcentrado. Se acabó el tiempo de estudio por hoy pensó la pelirroja. Vio a Rei con la espalda en arco invertido y sus brazos extendidos apoyados al suelo, el saludo al sol. Su perfecto culo asomaba como la ladera de una montaña en una pobre llanura. Sofía envidiaba ese culo, como todos, y se lo imaginó un momento sin ropa. Sus nalgas tersas y lisas, sin estrías como el suyo. Apetecibles para acariciar y oler. Sofía salió de sus pensamientos al sentir que se le ruborizaba la cara y le ardían los labios de la boca.
Rei se giró al verla.
-Qué miras –Rei sonrió al ver la cara de pasmada de Sofía mirando su cuerpo.
-Han cortado el agua otra vez, solo queda en el calentador para una persona.
-Pues iba a ducharme, en el gimnasio no he ...
... podido.
Rei recordó en su mente, que se había liado con el monitor en los pasillos que daban a la sauna. Le había comido la polla muy rápido y profundo. Ese momento le despistó e hizo que se marchara del gimnasio sin ducharse. El sabor de su semen todavía estaba en su garganta.
-Yo también quiero ducharme antes de seguir estudiando –dijo Sofía.
-Pero si no vas a salir.
-Lo necesito para desconectar –Sofía se ajustó las gafas de pasta, se le resbalaban por la nariz. En ese momento se dio cuenta que estaba transpirando. Ver a su compañera como abría las piernas y se le marcaba el coño le excitó.
Rei estiró los brazos, sus pechos pequeños se movieron y sus pezones ya no estaban marcados.
-Pues algo habrá que hacer, porque yo quiero salir esta noche y necesito ducharme.
El sol se ocultó y los minutos previos al anochecer los pájaros sobrevolaban bajo los tejados de las casas. Era la hora mágica, Sofía observaba desde la terraza como se terminaba el día. Rei solo con el tanga de hacer ejercicio, caminó por el pasillo hasta la terraza y le tiró una toalla sobre el hombro a Sofía.
-Me voy a duchar, vente y aprovechas el agua.
Sofía no supo reaccionar, pero de forma instintiva siguió el caminar gatuno de Rei, el movimiento de sus caderas era hipnótico. Tenía cuerpo de Súcubo. Rei se quitó el tanga y lo dejó en el suelo, abrió el grifo de la ducha para que corriera el agua caliente. Sofía se quitó la camiseta de andar por casa y se tapó los pechos, todavía llevaba el ...