... La mezcla del alcohol y el clima agradable nos estaba poniendo súper calientes. Comencé a besarme con Julia, su lengua recorría mi boca con mucha pasión. Me desabrochó la camisa, dejando mis grandes tetas al aire. Me senté arriba de Agos, quien manoseaba mi culo y me atraía hacia ella, frotando mi clítoris contra el suyo. Ahora Flor estaba arrodillada chupándole la concha a Cata mientras Palo estaba apoyada contra el sillón, mientras Julia le metía un dedo. Fuimos rotando, estábamos todas muy excitadas. Me acosté en uno de los sillones, bajando mi tanguita roja por mis piernas blancas. Palo se agachó y comenzó a pasar su lengua por mi vagina, metiendo dos dedos en mi huequito mojado. Cata se sentó en mi cara, permitiéndome chuparle bien el clítoris mientras agarraba sus tetas. Julia estaba ahora en cuatro, con Flor abajo frotándose y Agos pegándoles en el culo. Los gemidos llenaban la habitación, éramos seis colegialas muy mojadas, en pollerita y con la camisa abierta compartiendo fluidos. Decidimos organizarnos para que todas alcancemos un orgasmo tremendo, pasando una por una. Primero fue Cata, se acostó en el sillón y tanto Julia como Palo le succionaban el clítoris mientras que Flor y yo nos encargábamos de estimular sus pezones y Agos la besaba. Cata gritaba de placer, arañando el sillón y estremeciéndose. Después Julia se puso en cuatro, Flor ...
... empezó a meterle dos dedos por la vagina mientras el resto la tocaba entera. Agos decidió abrirse de piernas en el sillón, donde Palo se arrodilló para chuparle todo y Cata y yo le mordíamos los pezones y le besábamos el cuello. Luego llegó mi turno, decidí ponerme también abierta de piernas en el sillón, y entregarme al placer. Dos lenguas luchaban en mi clítoris, dos bocas comían mis tetas y una mano se metía por mi vagina. Yo sentía que iba a explotar, mis amigas estaban llenas de mis fluidos y yo de los de ellas. Paloma se paró contra la pared, y yo me arrodillé para darle un buen oral, mientras Agos le pegaba en el culo y Julia le tiraba del pelo y la besaba en el cuello. Flor se sentó arriba de la cara de Agos, y me besó a mí. Todas gemíamos y gritábamos. Nuestros dedos frotaban el clítoris de otras y sentía cómo entraban en mi vagina distintas manos. Luego del tercer orgasmo, era todas con todas. Estuvimos así toda la tarde, descansando de a ratos, tomando más alcohol, y volviendo a chuparnos las conchas entre nosotras. Julia, la dueña de casa, y Agos, decidieron subir a dormir una siesta, mientras el resto de nosotras quedamos tiradas en los sillones, abiertas de piernas y aún mojadas, mirando la tele. Hubiéramos seguido si no nos hubiera sorprendido el ruido de la puerta abriéndose y la expresión de sorpresa de la persona que abrió la puerta...