Malena 11
Fecha: 09/06/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... esa orden, hundió su cara en el boquete de Malena yla mordiófuertementeal mismo tiempo que le hundía su lengua en su gata.
Malena gritó y trató de apartarla pero su cara fue de gozo cuando lo hizo. Eso era lo que buscaba Bárbara al morderla: constatar lo que pensaba: a la catira le gustaba el dolor… buen punto.
Lobelínno había perdido tiempo y sorpresivamente había colocado su bello rabito sobre la cara de Malena.
Malena quedó dominada e inmovilizada, sin pensar en quitárselas de encima y sin entender perfectamente la razón de todo este rito de violencia.
Solo sabía que habían adivinado cómo satisfacerla… o, no era adivinación, sino observación… rodeó la cabeza de Bárbara con sus muslos y los muslos de Lobe con sus brazos y les gritó, como pudo, que la mataran.
Bárbara sostenía sus muslos lo más abiertos posible con sus fuertes brazos para impedirle que la ahogara y al mismo tiempo estaba haciendobarbaridades con su gata que maullaba enloquecida más por la violenta situación, que se asemejaba mucho a una violación, que por el propio placer que la boca de Bárbara le ocasionaba.
Malena, por su parte, al verse privada de la capacidad de respirar por la asfixiante postura deLobelín, que con su desesperación por echar fuera eldesesperadoorgasmo que acosaba suacosadoútero, le restregaba con fuerza, inconsciente, su raja totalmente húmeda, con crueldad salvaje, sobre su nariz, que por momentos perdía el aire.
Lobelín sentía que su deseo cumplido la hacía más ...
... feliz de lo que había pensado. Esa catira, mamando era portentosa: iba a ser muy difícil trabajar a su lado sin correrse al recordar.
Malena estaba tan angustiada por no morir asfixiada, que estaba impedida de concentrarse en lo que le hacían.
Finalmente,Lobe comprendió que se estaba excediendo y aflojó la opresión de su raja sobre la cara de Malena… además, Malena la estaba mordiendo con saña para defenderse y el dolor la hizo reaccionar.
El efecto de la estimulación de Bárbara se hizo patente y sumada a la sensación de estar siendo violada, la llevó de pronto, sin que pudiera prevenirlo, al máximo de su capacidad placentera: ¡coño, soy masoquista! Gritó en su cabeza antes de soltar el inmenso placer que la atrapaba entre sus fauces.
Hundió su lengua en la alhaja de Lobelín, le mordió con sus labios pulposos sus escuálidas ninfas, le rodeó la espalda de Bárbara con sus piernas, elevó su cadera involuntariamente mientras un rugido surgía de su esfínter y soltó su orgasmo… empapado con chorros de orines a presión en la propia boca de Bárbara.
Lobelín, en ese momento, estaba echando sus flujos orgásmicos sobre su boca: tenían cierto sabor a whisky. Se la lamió como un cachorrito hasta que dejó limpia a su amiga.
Todas, tardaron unos momentos en recuperarse.
Lobe se levantó y le sonrió.
Malena la miraba con ademán interrogativo de “¿qué fue todo esto?”
Bárbara al fin quedó liberada del tremendo agarre de sus macizas piernas, tenía la cara enrojecida y ...