Femdom de cuarentena. De novio a esclavo en castidad (1)
Fecha: 25/06/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: iñigogom, Fuente: CuentoRelatos
Empezó la cuarentena y por casualidades de la vida me encontré solo en casa, por lo que decidí llamar a mi novia para proponerle pasar la cuarentena juntos. Llevábamos medio mal varias semanas, por lo que le sorprendió mi propuesta, pero era estar o estar juntos toda la cuarentena o no vernos en mínimo un mes, por lo que preferimos la primera opción.
Llegó a casa y los primeros días fueron pasando bastante normales. Uno de los dos solía cocinar cada vez, y veíamos muchas películas, hacíamos ejercicio, leíamos y follábamos. En ese orden. La verdad que el sexo entre nosotros había disminuido en los últimos meses. Ella se quejaba de que yo no la consideraba lo suficientemente sexy, y que no tenía mucho líbido. Lo cierto es que Coral es una chica alta, muy delgada, con pocas tetas, pero un culo muy buen puesto y bonito, y un coño perfecto, digno de película porno de Brazzers. Lo que menos me gustaba de ella era que era demasiado delgada para mi gusto. Yo siempre he preferido chicas con más curvas, e incluso no me disgusta algún kilo “de más.” Y si bien al inicio de la relación me gustaba mucho follar con ella, mi interés había disminuido con el paso de los meses. Llevábamos tiempo hablando de comprar cosas de bdsm, como cuerdas o algún dildo, pero todavía no nos habíamos animado.
Un día, Coral entró al baño y me pilló masturbándome. Le molestó muchísimo. No entendía como prefería masturbarme a follar con ella, ya que ella se consideraba muy sexy y muchos chicos iban detrás ...
... de ella todo el tiempo. Desde ese momento su actitud hacia mí empezó a cambiar. Me dijo que esto no podía continuar así, que le estaba hiriendo la autoestima y que se merecía a alguien que la apreciara más sexualmente. Hizo la maleta que había traído y pidió un Uber. Mi reacción fue pedirle perdón muchas veces, pero no me hacía caso. Ya en la puerta de mi piso, me tiré de rodillas al suelo con tal de que no se fuera y me dejara solo toda la cuarentena. Le dije que haría lo que fuera con tal de que no se marchara. Entonces me miró muy seriamente, pensando en qué hacer. Le sorprendió verme tan desesperado, pero decidió aprovechar la oportunidad.
-Cómeme el coño.
-¿Qué?
-Que me comas el coño. Llevas meses sin hacerlo, y estoy harta. Cómemelo ahora mismo o me voy.
No quería que se fuera, por lo que no me lo pensé dos veces y, de rodillas como estaba, desabroché sus vaqueros y bajé sus bragas. Vi su coño, que pese a tener bastante vello en él, era muy atractivo. Además, nunca lo había contemplado desde abajo, y me gustaba ver en primer plano el coño y más arriba la cara de Coral. Ella me miraba bastante seria e impaciente.
No esperé más y empecé a chuparlo. Como siempre, me centré en su clítoris, ya que más abajo tenía un sabor demasiado fuerte que no me gustaba y sabía que el clítoris era la parte con la que ella más disfrutaba. Con la punta de la lengua, lo recorrí de forma rápida de arriba abajo todo el tiempo durante unos minutos, hasta que ella empezó a gemir. ...