Un amigo pasajero
Fecha: 09/03/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Angelucian, Fuente: CuentoRelatos
... con su miembro.
- Demuéstrame que sabes hacer. Dijo.
Sonreí, me había encantado su manera de agarrarme y empecé a lamer y a jugar con su miembro usando mis manos, me tomó del cabello y me obligó a que me lo metiera y sacara completo múltiples veces, él estaba extasiado ya lo tenía bien erecto. Me levantó nuevamente por el collar y me puso frente a su rostro.
- Eres una sucia, te la sabes tragar toda. Me dijo y me besó.
Me acostó sobre la cama para probar el sabor que tenía mi sexo, gemí apenas sentí su lengua rozándome y sus dedos que me preparaban para penetrarme.
- Dime que se siente, perra. Me dijo
- Ah!! Se siente bien, mi señor… Deme más, quiero más. Dije casi llegando a un orgasmo.
En ese momento, llevó su mano por mi espalda y haló mi cabello, se acercó a mi oído y me susurró.
- Yo decido que darte y cuando dártelo…
Y sin más me penetró y me escucho gritar y derramar algunas lágrimas extasiada de placer, una y otra vez, cada vez más rápido, mi respiración se agitaba y la de él también mientras yo afirmaba sin control.
- Soy toda tuya.
- Lo eres, ya eres mía, perra. Siente a un verdadero hombre. Decía el, algo agitado.
Me colocó de espalda, arrodillada, tomo la correa que tenía mi collar y lo jaló llevándolo entre mis piernas. Quedé de perrito con la cara ...
... sobre la cama y mi sexo bien levantado.
- Ahora pareces más una perra.
Me penetró por mis dos orificios sin control alguno, yo gemía y pedía más, ya estaba a punto de correrme por segunda vez, sentía como entraba y salía de forma brusca… Dejé derramar bastante líquido espeso sobre su gran miembro, me volteó y me sentó sobre él.
- Termina, zorra. Me dijo.
Y sin pensarlo dos veces empecé a dar saltos sobre su gran hombría. Una y otra vez, intercalando movimientos circulares y otros de arriba hacia abajo.
- Uff. Suspiraba yo.
- Ah! Si, así es, eres una experta en esto. Dijo extasiado mientras tocaba mis senos con una mano y la otra apretaba mi glúteo izquierdo con rudeza.
Llegamos a un punto en el que me ayudaba y yo aceleraba mis movimientos, así haciéndose cada vez más y más intenso, hasta que acabó dentro de mí, solté un gemido glorioso junto con él y caímos exhaustos.
- Te dije que no te arrepentirías. Dijo, mientras bajábamos la aceleración y nos quedábamos dormidos.
Luego de esa noche, Erick y yo nos vimos un par de veces más y disfrutamos de apagar la calentura y deseos que nos consumían. Tuve que volver a mí casa porque mi estancia en Santiago había culminado. Nos separamos, pero nunca olvidaré aquella experiencia con el joven de gran carácter para dejarme ser tan sumisa.