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La profeta
Fecha: 20/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: nereo23, Fuente: RelatosEróticos
Desde que era niño siempre me había gustado la historia; ya sé que esto es algo muy extraño pero así es, ignoro cuál sea la razón pero desde que tengo uso de razón siempre me encanto leer acerca de hechos históricos y cuando fui creciendo este gusto fue aumentando hasta convertirse en una autentica pasión. Como es lógico de suponer esta materia jamás supuso ningún problema en la escuela y casi siempre la exentaba. Cuando llego el turno de elegir una carrera universitaria me decante por ser historiador; esto tenía una doble lógica, por una parte no era una carrera muy saturada y me resultaba muy fácil obtener un lugar en esa carrera además de que al no haber muchos estudiantes la competencia en un futuro seria menor y lo que era más importante: Me encantaba esa materia así que por donde lo viera mi decisión era la correcta. Entre a la carrera y todo me fue muy bien, pronto comencé a ser un alumno destacado y todo era miel sobre hojuelas. Paso el tiempo y por fin llego el momento de hacer mi tesis, yo tenía pensado hablar en mi tesis acerca de la religión y su historia atreves de los siglos y de cómo de una religión se van formando sectas. Una parte fundamental de mi tesis era que debía de recabar datos acerca de alguna secta y la mejor forma de hacerlo era visitando algún lugar de reunión de alguna de las muchas sectas protestantes que florecían en el país. Yo sabía que en estos lugares miran con recelo a los nuevos así que para recabar mis datos de primera mano y de una ...
... forma más eficiente decidí hacerme pasar como uno de los muchos infelices que buscan consuelo y guía en uno de estos lugares. Por suerte no muy lejos de mi casa había un lugar en donde se reunía una de estas “nuevas” religiones y sin dudarlo mucho un día me presente en el lugar y casi sin proponérmelo ya estaba adentro de lo que llamaban “templo”; y lo digo de forma sarcástica por que aquello era un simple patio grande y techado con un improvisado estrado donde estaban una bocinas y un micrófono; una multitud de sillas completaban el mobiliario. Al entrar vi que el lugar aparecía semi lleno; había muchas personas, en su mayoría mujeres con niños pequeños y ancianos. Me acomode en una silla y por suerte a nadie le pareció importar mi presencia. Tras unos minutos de espera entro un tipo y se subió al estrado y prendió el micrófono, sin más comenzó a hablar con una voz aguardentosa y desagradable; aquel sujeto era el pastor, era un hombre moreno, canoso, bajito, gordo y con una aura de antipatía que inundaba todo el lugar, de solo verlo me cayó mal y al oírlo hablar aquel desprecio creció aun mas. No voy a atormentar al lector con la sarta de idioteces que dijo aquel sujeto, solo diré que era el discurso normal de cualquier pastor y que estos acostumbran usar para engatusar y embaucar a los ilusos. Ese día termino y en verdad estuve a punto de no volver pero debía de hacerlo; la calidad de mi tesis dependía de que tomara la mayor cantidad de datos de ese tipo de lugares y era ...