1. Anna y los 7 Desterrados


    Fecha: 06/05/2018, Categorías: Tabú Sexo en Grupo Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... realizando la llamada.— El señorito se digna a contestar… —dijo Anna reprochándome el no estar atento por si llamaba—. Pere quiere venir pero no tiene dinero para el cine, y es que son más de 7 euros la entrada. Antón no quiere cine, dice que prefiere gastarse ese dinero en kebabs.“Vaya vaya” me dije a mi mismo recuperando la esperanza, sin embargo debía mantener mi imagen y no reconocer que me alegraba de que pudiésemos ir solos.— Si quieres… ¿Esperamos a poder ir los tres? —Le pregunté fingiendo un falso interés en que Pere pudiese venir.— Oh, no. Da igual, vayamos tú y yo, si en el fondo sabía que no te alegró que propusiese a esos dos venir —confesó haciendo que comprendiese su retorcida lógica de hacerme sufrir.— ¿Entonces por qué…? —dije preguntando algo cuya respuesta ya conocía.— Por chincharte un poco, pero a decir verdad me da igual ir sola contigo. No es que vayamos a hacer nada raro, solo vamos a ir al cine a ver una peli.— Claro, solo vamos al cine —aseguré siguiéndole el juego, aunque no alcanzaba a comprender porque había invitado a esos dos, ya que me daba la impresión de que ella también quería que fuésemos solos, una pregunta de la que nunca obtendría respuesta.— Julio, vamos mañana. ¿Te parece bien? ¿Para qué vamos a retrasarlo? —propuso con una evidente impaciencia.Me lo pensé, y es que podía ser bueno hacerla esperar para impacientarla, o quizás eso no sería bueno y lo mejor era pillarla en caliente.Acabé optando por no dejar enfriarse la comida.— ...
    ... Mañana me va perfecto. ¿Te parece bien a las tres de la tarde? —pregunté ya meramente por obligación.—No, me iría mejor si vamos a la sesión de última hora. Sobre las ocho, diez de la tarde…Se notaba que yo quería quedar pronto y ella deseaba alargarlo más, aunque también es cierto que entre la crisis y el precio impuesto por el gobierno eran una mala combinación para llenar las salas. Si a eso le sumábamos la hora de un día laborable como era ese, el martes noche, prometía una sala cuasi vacía.— ¡Hecho! —Accedí—. ¿Quedamos en el parque central de la plazoleta sobre las siete y cuarto de la tarde, entonces? Y arréglate un poco, no vengas tan descuidada como vas siempre.— ¡Imbécil!... Y vale. —Se reía Anna, colgándome.AnnaMe sentía como en el interior de una crisálida en constante cambio, cuanto más tiempo tenía para pensar más vueltas le daba al: ¿Y por qué no?No valoras algo hasta que lo pierdes o hasta que lo consigues tras no haberlo tenido nunca.En mi caso era lo segundo y, es que yo nunca había tenido ese hormigueo en el estómago provocado por una cita indirecta, el morbo de saber que tenía que pasar algo con la excusa de hacer otra cosa. Yo sabía que Julio iba a manosearme, a desearme… Y yo no le iba a dejar pasar de ahí. Ese deseo, esa atracción que sentía el por mí era algo que me llenaba de escalofríos toda la zona de mi ombligo. Me excitaba tanto pensar en ser deseada, sentirme como un cebo y que en el momento justo en que la presa va a morder el anzuelo, desaparecer y ...
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