(3) Farsas desconectadas
Fecha: 18/06/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos
... haya una ciencia exacta en la cuantía de mucho, normal y poco, todo depende de ella, tú no puedes obligarla.
- Te resistes y me gustaría que dijeras la verdad.
- Es obvio, tus padres pretenden casarte y yo no estoy por la labor, y si te follara como tú dices, ellos pueden presionarme con tan solo decir que hubo violencia, y se me iba a caer el pelo de lo que se me vendría encima.
- ¿Quieres saber la verdad de la verdad?
Dejó de mirarme y me dio la espalda, miraba los tejados de los edificios cercanos. No respondí.
- Tu silencio le traduzco en afirmativo. Debes saber que todo partió de mi hermano, en el fondo te envidia debido a tu frialdad tomando decisiones, y nada era capaz de distraer tu atención, del resto pasabas y casi siempre contaba cosas de ti, vi que en el fondo te envidiaba por tu forma de ser, dijo que le gustaría ser como tú. ¿Cómo eres de verdad?
- Tu hermano está confundido conmigo, soy una persona llena de temores, miedos y sobre todo inseguro, y peleo, lo hago contra mí mismo, y eso me lleva a estados terribles, pesadillas en la noche.
Se volvió y vi en su mirada sorpresa.
- No te creo, dijo que eres frío en muchos aspectos.
- Ahí me escondo, son mis escudos y contigo los tengo levantados, no sé qué encierra ese polvo. Seguro que si follamos y luego lo niegas, tu madre dice que quiere ver si te han abierto la puerta o no.
- No se atrevería – Dijo cierta duda en su tono - ¿Y esto a que nos lleva?
- Podemos hacer algo como ...
... esto. Ocurrió una tarde que iba a visitar a una amiga al hospital, lo hago todas las semanas que puedo. Y aquella tarde fui como todos los jueves al hospital, una caída en la calle, esas tonterías que nos parecen, sin embargo se ha dañado una rótula y es complicado de soldar.
Poca gente por los pasillos, algo que agradecí ya que este hospital tiene demasiados ruidos.
- Llamé a la puerta con la punta de los dedos y cuando iba a abrir, la puerta se abrió sola, pero no, una mujer bajita era la que había abierto, me miró sonriendo y se volvió mirando a mi amiga, diciendo.
- Como dijiste, aquí está, es puntual como todos los jueves, tienes un buen amigo.
Y se hizo a un lado dejándome el paso libre. Entré y ella salió cerrando la puerta despacio.
- ¿Quién es?
Pregunté sorprendido por sus palabras.
- Es de una sociedad o algo parecido que ayuda a los enfermos, les hace compañía y ayuda a los que no pueden valerse por sí mismo, y ha venido a ofrecerme los servicios de su secta o lo que sea.
Lo cierto es que no me sorprendió cuando le trajeron la merienda me marché tal y como hacía siempre, es una forma de escapar ya que los hospitales me dan mucho miedo como los médicos.
Salí al pasillo, solitario y anduve deprisa hacia la salida, pero en el primer cruce de pasillos en perpendicular me detuve, la mujer que estaba en la puerta de la habitación me interceptó, sentí cierto desasosiego por su proximidad.
- Disculpa un momento, es que tu amiga me ha hablado de ti ...