Antes que nada, voy a aclarar que el relato es totalmente real, y cuento mi primera vez con un hombre a los 25 años. No soy escritor, ni cerca, pero haré mi mejor intento.
**********
Había conocido a Laura en la universidad, después de unos meses de vernos, nos pusimos de novios.
Ella era romántica, soñadora y a veces pecaba de inocente, nos llevábamos muy bien, nos queríamos mucho, ella más a mí; que yo a ella, pero, en fin, nos queríamos.
Si bien desde que inicié mi vida sexual en la adolescencia siempre había estado con mujeres, esto no era más que un escape y una pantalla de mi reprimida homosexualidad, que siempre estuvo ahí, expectante, ansiosa, irrefrenable. Con el tiempo había aprendido a aplacarla, pero siempre estaba latente, esperando a que la liberara. Cada vez era más difícil, con el pasar de los años, y el deseo era cada vez más grande. Trataba de evitar todo tipo de tentaciones que me llevaran a ceder, aunque muy dentro mío sabía que no podría con esto mucho tiempo más. Trataba de poner empeño en mi relación con Laura, pero todo era cada vez más pesado y todo se estaba desgastando. En el afán por conservar la relación, acepté la propuesta de Laura de hacer "algo fuera de la rutina", salir a comer en parejas, la famosa salida de 4 (plan que siempre me había causado rechazo por considerarlo patético e innecesario, en fin; ideas mías).
Cuanto me iba a sorprender y a cambiar la vida cuando al lúgubre restaurante donde íbamos a comer ingresan de la ...
... mano y vienen hasta nuestra mesa con una sonrisa plena de ella y forzada de él, Florencia y Sebastián, nuestros invitados. No voy a detenerme en ella, ni siquiera recuerdo haberla mirado demasiado. Voy a hablarles directamente de Sebastián, o sebas como me pidió que le llamara, después de darme un apretón fuerte de manos que hizo que sintiera electricidad en todo el cuerpo, especialmente debajo de los pantalones.
Sebastián tenía un rapado perfecto que dejaba al total descubierto una cara preciosa, de rasgos muy masculinos, pero con un tono aniñado, ni siquiera podría explicar esto, una barba perfectamente recortada, de unos días, unos ojos negros que me traspasaron de lado a lado. De tez blanca y cabellos oscuros era digno de ser mirado toda la santa noche. A nivel físico estaba más que bien, musculado, 1,80 m, unos 75 kilos y lo más destacable, un culo y paquete que eran un sueño. ¡Que macho hermoso!
Que feliz estaba de haberle dicho que si a mi novia sobre esta salida. Las chicas ya amigas desde hace mucho tiempo comenzaron una charla interminable sobre valla a saber que idioteces sobre la universidad y otras cuestiones que a mí al menos no me interesaban, al parecer a sebas tampoco, quien ponía empeño en preguntarme ¿qué hacia?, ¿qué estudiaba? etc. etc., si bien le respondía a todo lo que me preguntaba no paraba de imaginármelo en bolas, y en mi cama. Me encantaba lo expresivo que era al hablar, era gracioso y se veía buen tipo. Pasamos una linda noche y cuando nos ...