Eran las 6 de la tarde, había quedado con César a las 6:10, trabajábamos juntos en el mismo despacho, ambos somos arquitectos, de hecho por eso lo conocí, él había sido mi maestro en la Universidad. A pesar de la diferencia de edades éramos novios desde hacía 2 años. Con él había tenido mi primera experiencia sexual Yo lo adoraba, y ya teníamos planes de matrimonio. Él es guapísimo, todas mis amigas dicen que se parece a Miguel Bosé, yo creo que César es más guapo. Había terminado mi trabajo y quise darle una sorpresa y en lugar de esperarlo en el lobby, entré directamente a su despacho. Cuando abrí la puerta me lleve la mayor desilusión de mi vida al ver a mi gran amor besándose con su ex novia. Quise salir corriendo cuando él la soltó y camino hacía mí. Le pidió a la tipa que se fuera y nos quedamos a solas. Tranquilamente le dije: Gracias por hacerme esto ahora y no cuando estuviera verdaderamente enamorada de ti. Los años que estuvimos juntos fueron sensacionales, gracias por enseñarme tantas cosas. Me tengo que ir, creo que tu historia con ella aun esta incompleta y no es mi interés pelear por alguien que no quiere ser mió. Adiós. Se lo dije tan tranquila que hasta yo me sorprendí. Me di la vuelta para irme, pero el me tomo del brazo y me beso, yo me separe y le dije que no me gustaba besar cuando acababan de besar a otra.
César estaba anonadado, me sentó en el love seat y se hinco frente a mi llorando, yo lo calmaba y le decía que se tranquilizara que todo estaba ...
... bien. Yo iba muy provocativamente vestida ese día, pues pensaba que íbamos a salir a cenar y luego a bailar y seguramente íbamos a terminar haciendo el amor. Yo soy alta, mido 1,76, mi cabello es castaño natural pero lo tiño de rubio y me queda muy bien porque mi piel es muy blanca. Soy delgada y creo que en general muy guapa, y sin falsa modestia, inteligente también, Ese día me había puesto un vestido azul muy corto y escotado. César estaba arrodillado frente a mi, y comenzó a acariciar mis piernas, yo lo empuje y le dije: mejor lo dejamos así, déjame ir. Pero él no entendía razones, abriendo mis piernas a la fuerza hizo a un lado mi tanguita y de plano bajo mis caderas hasta la orilla del sillón para meter su cara en mi coño. Yo sólo dije: Esta bien, si quieres que así sea nuestra despedida, que así sea. Él comenzó a restregar su cara en mi coño, acariciándolo todo con ella. Luego de varios minutos así, comenzó a hundir su nariz en mi agujerito. Luego con mucha delicadeza, como él sabía que me gusta, comenzó a lamer mi clítoris. Rápidamente mi botoncito reacciono y respondía con pequeños espasmos a las caricias de esa lengua que apenas 15 minutos antes estaba en la boca de otra mujer. Yo me sentía triste, pero me daba gusto ver que él había perdido mas, me sentía poderosa porque sabía que ni dándome el mejor sexo oral de su vida, yo lo iba a perdonar. Me abandone al placer, pensando que por lo menos ese orgasmo me debía y cuando le di la señal que él conocía, hundió apenas su ...