2 hombres, 2 putas, mi hija y su tía
Fecha: 14/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
Con mi hija no fue nuestro primer trío, pero esta vez agregamos a su tía, la primera tiene una voracidad sexual sin límites, la segunda venía con la intención de la venganza por infidelidad marital.
El trío HMH se convirtió en cuarteto, perversas y exigentes como pocas, demandantes de placer como ninguna. Mi amigo Daniel proporciona el lugar de los encuentros, la dos mujeres dispuestas al placer del “vale todo” nos inspiró para crear una especie de club de los piratas (infieles). El brindis sexual del primer polvo grupal colocó la piedra fundacional de lo que denominamos “El Club del Triskel”, lugar para compartir con amigos/as momentos de placer, solo confiables en seguridad y discreción, sola condición no vulnerar la voluntad del otro y por lo demás el “Vale Todo”
De mi hija es una muchacha que como regalo de cumple de sus dieciocho añitos me pidió que ahora que ahora que puede decidir quería que fuera su papi (pareja de su madre) quien sea su primer hombre. De ahí en más mostró una capacidad sexual sin límites.
Mi hija Bety es alta, delgada, piel muy blanca, sexo depilación total, senos pequeños con pezones erectos como picas y para el sexo insaciable. La tía Nené, apetecible mujer, que los cuarenta le sientan de maravilla, rellenita sin ser gorda, opulentos pechos que arrastran las miradas masculinas, imperceptibles rollitos, llamativas caderas que inspiran para comer es delicioso culito.
Llegamos con todas las ganas de bautizar el Club, toda la lascivia y ...
... la lujuria puesta para iniciarlo del mejor modo. Las chicas producidas para la ocasión, ropas mínimas y muchas ganas de tener sexo. Con la nena nos habíamos vedado el contacto en los días previos, del mismo modo me restringí de ir más allá de las provocaciones de la tetona de Nené, le propuse guardarnos para el encuentro, sería la invitad de honor.
Los contactos con nuestro amigo y las fotos sexy servían para acrecentar las ganas e incentivar el deseo, la expectativa de presentar a la tía aporta los ingredientes para ser el alma de la fiesta.
En el ascensor les pedí sacarse el vestido, quería llegar “arreando” las hembras, solo en ropa interior. El cuerpazo de la tía me tenía arrobado, perdido en la voluptuosidad de sus apetecibles mamas, indiqué fueran delante de mí, tocar a la puerta para que nuestro amigo fuera impactado por el regalo de esta madura portando los atributos que prometen fiesta para los sentidos.
-Bienvenidos al Club del Triskel -reverencia y obnubilado por los llamativos senos.
Le cedimos el honor de ingresar en primer término, la nena fue maestra de ceremonia, le hizo dar una vueltita para poder observarla en los mínimos detalles, la turbación hace subir los colore a sus mejillas, su casi incomodidad por mostrarse con las escuetas prendas interiores fue la entrada en calor de sus machos admirando sus formas.
La nena siente no ser el centro de atención, ponerla en igualdad de vestuario fue la forma sutil de comenzar el juego. Una ronda de ...