1. Me siento culpable pero no me arrepiento


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: No Consentido Autor: nena-Xversa, Fuente: CuentoRelatos

    ... mamacita”.
    
    – En ese momento se escuchó–“¿QUEE HACEEN?” – Después se escucharon muchos golpes y a Alejandro quejándose del dolor.
    
    N–“Oi no más la putiza que le están metiendo. Quizás contigo habrían sido menos violentos “– dicho eso esbozó su característica sonrisa.
    
    –“En serio que poca madre tienes”
    
    N–“La neta siempre te tuve ganas morra y nunca me caíste bien. Me emperraba cada vez que barri era especial contigo. ¿Por qué vergas a ti nunca te hizo nada? A mi hermano que es de su misma edad, si se lo chingaba a cada rato. Se lo madreaba bien culero, pero pues ni modo aquí siempre ha sido así este pedo. Recuerdo que siempre te protegía cuando armamos pleito, él siempre estaba cerca de ti para que no te pasara nada y lo que más me emputa, es que tardó muchos años en meterse bien al pedo de la colonia y los desmadres porque sabía que te ibas a alejar de él. La neta se pasa de marica.”
    
    –“¿Entonces yo tengo la culpa de eso?”
    
    N–“La neta no sé, pero siempre me encabronó eso, luego no mames, ¿Sabes por qué no hay vidrios rotos en tu casa? Porque el wey los cambiaba cuando se rompían decía que si veían los vidrios madreados se meterían a tu casa, deberías agradecerle un chingo, porque por él estás viva. Ya que por mí, te hubieran cogido y matado a la verga, para mi mejor.”
    
    Me quedé callada porque atrajo mi atención lo que escuché al fondo–“¡NO POR FAVOR!” – Después se ...
    ... escuchó un grito desgarrador que me partió el alma, Nino seguía hablando, pero la verdad no le puse atención, me enfoqué en los gritos de Alex, sus lamentos realmente me dolieron en el alma, no podía ver, pero sabía perfectamente lo que estaba pasando. Sentí mucha culpa e impotencia.
    
    Los gritos siguieron durante un buen rato, después cesaron, pasó otro rato, Nino seguía hablando, pero solo recuerdo ver moverse su boca, y finalmente, los tipos entraron a la sala nuevamente:
    
    Uno de los tipos se dirigió a mí y tomando mi mano me dijo –“Cuenta saldada, señorita.” – Yo solo bajé la mirada.
    
    N–“Me retiro muñeca.” – Me da un beso prolongado en el cuello. Y se retiraron todos de mi casa.
    
    Cerré la puerta, aunque lo sentí carente de sentido hacerlo. Me acomodé la ropa. Esperé unos minutos y fui hasta el baño. Alejandro estaba hecho ovillo en el suelo, lo revisé y por fortuna no tenía ningún hueso roto o alguna hemorragia grave. Eran más moretones, abrí la regadera y con una toalla, limpié lo más que pude las heridas. Lo ayudé a incorporarse, me preguntó que, si yo estaba bien, respondí que solo físicamente. Fuimos a la habitación, nos acostamos en la cama, lo abracé, se recostó en mí y se quedó dormido. Yo me quedé allí, con la mente en el vacío, sin saber que decir, que pensar, que hacer, solo sentía una culpa muy grande por lo ocurrido pero no sentí arrepentimiento por decidir salvarme. 
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