Su nombre es Marilyn una mujer espectacular y fascinante que lleva un tiempo atormentado mis noches y colándose en mi pensamiento en cualquier momento del día.
Desde el instante en que la conocí cautivo mis sentidos, su cabello, su mirada, su piel ella es una diosa y una tentación infinita para mí.
La deseo en la espesa oscuridad de mi habitación, cada noche su imagen viene a mi mente y su delicioso cuerpo invade cada uno de mis sentidos. Ella no lo sabe pero lleva tiempo siendo parte de mis sueños y de mis deseos. Me encanta su forma de ver la vida, de hablar, su inteligencia, aunque por momentos no estoy del todo de acuerdo con sus posturas, ella es fascinante, en su forma de vestir, de caminar, en fin ella es la mujer ideal me gusta demasiado.
Un día en la oficina hago acopio de todo mi valor y decido invitarla a una copa de vino, el día en el trabajo fue algo tenso y aprovecho la oportunidad para hacer la invitación.
Ella me responde que está agotada por el arduo trabajo pero que desea cambiar un poco el ambiente y así salir de la rutina. Nos vemos a las 9 pm luego de ir a casa, darnos un baño y cambiar nuestros atuendos. - me dice-
Obviamente asentí y así quedamos.
Fui a mi apartamento a ducharme pero con ella siempre en mi pensamiento y como es obvio mientras impregnaba mi cuerpo con el gel de baño mi erección aumentaba, la deseaba con todo mi cuerpo pero ella ni se percataba. Salí de la ducha despertando un poco de mi ensoñación, busque en el closet ...
... algo cómodo y relajado y salí en su búsqueda.
Ella llego a la hora acordada estaba más hermosa que nunca y en ese momento comprendí porque me fascinaba tanto.
Tiene un hermoso cabello, de un negro intenso el cual lleva suelto y le llega hasta su cintura. Sus pestañas largas resaltan unos ojos oscuros que no me permiten leer lo que guarda en su interior. Sus labios pintados de un café mate se me hacen aún más provocativos que en otras oportunidades, lleva puesta una camisilla sin mangas gris oscura ajustada a su cuerpo, y una falda negra suelta que daba un palmo arriba de sus rodillas, sus piernas esbeltas y fascinantes hicieron agua mi boca, unos zapatos grises de tacón bajo con brillantes a juego con su camisilla.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y nos dirigimos a un bar cercano a nuestro lugar de encuentro. El lugar era amplio y estaba iluminado por una luz tenue que le daba un aire romántico especial para la ocasión, el mesero se acerca y nos entrega la carta, espero unos instantes, ella decide que tomará una Corona, hago señas y le pido dos cervezas al mesero.
Iniciamos nuestra conversación hablando de cosas vanas y triviales de nuestras vidas, la conversación continuaba fluyendo y nosotros pedíamos más cerveza. Hablábamos de diversos temas, entre tanto las cervezas hacían lo suyo y nos entonábamos cada vez más, nuestra conversación tomo un aire diferente y hablamos de temas personales y candentes. Ella hablaba de su intimidad y de aquellas situaciones ...