El dulce placer de la esclavitud y la sumisión (Parte 1)
Fecha: 09/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Paulina_minerva, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Paulina, tengo 19 años, uno setenta y cinco de altura, cabello negro más o menos lacio, y con unos pechos amplios; soy de tetas algo voluminosas (medidas: 93- 60- 92). En clase se me considera una chica decente y, en el sentido literal de la palabra, y lo era, antes de irme con las amigas primero eran los estudios.
Eso era antes de que llegara Sonia, una chica más alta que yo y de cabello rubio algo. Siempre vestía con ropas muy ceñidas que se le ajustaban como una segunda piel y mostraba, de forma evidente, la ropa interior que llevaba, si alguna vez la usaba. La primera vez que me “enfrenté” con ella fue en una clase de gimnasia. Yo era, y aún lo soy, muy tímida y normalmente no me cambiaba con el resto de las chicas sino que me buscaba un lugar apartado, y aunque de forma disimulada las observaba y “admiraba”, aunque yo no me consideraba en aquella época homosexual ni bisexual. Bueno aquel día yo estaba en mi rincón como de costumbre cuando se me acercó ella.
—¿Te importa si me cambio contigo?, me preguntó, mientras yo, como hipnotizada, la miraba de arriba abajo.
—Claro que no, dije reaccionando al darme cuenta que ella ya había notado mi ensimismamiento.
Allí estaba ella a pocos centímetros de mí desnudándose y mostrándome su esplendoroso cuerpo, que cuando lo veía en clase me lo quería comer entero. A partir de aquel día, tanto ella como yo, buscábamos la ocasión de poder estar juntas. Empezamos a realizar trabajos para los profesores en equipo ...
... pero siempre venían algunos aguafiestas que buscaban poder montar a mi amiga.
Solamente al final de curso mientras preparábamos los exámenes finales, ella me pidió estudiar conmigo, gustosa accedí, al principio en mi casa, pero la continua presencia de mi tía y madrina no me aventuraba a tener una relación con ella, así que un sábado me pidió que yo fuese a su casa ya que su madre se había ido fuera por unos días, yo loca de contento me arreglé como nunca lo había hecho. Me presenté en casa de mi amiga con muchos nervios, sentía que iba a poder estar con mi amiga de una forma más íntima pero nunca imaginé que fuera como me ocurrió. Al principio nos pusimos a estudiar, ella me preguntaba sus dudas y yo procuraba resolvérselas de la mejor forma posible, cuando ya de madrugada, y cansadas, me dijo de salir a tomar una refresco lo que le acepté, creí que era en un bar cercano a su casa.
—Así no puedes ir. Tendrás que ir como yo diga, me dijo de forma autoritaria.
Yo no dije nada solamente asentí levemente con mi cabeza, mientras la seguía. Fuimos directas hasta un dormitorio amplio, que sería el de sus padres y de una cómoda sacó ropa interior de color negro, un tanga, un liguero y unas medias. No hizo falta que me dijera nada allí mismo me desnudé, mientras me ponía la ropa interior Sonia abandonó el dormitorio y la esperé durante unos minutos, cuando regresó venía vestida íntegramente de negro, una camiseta, sin mangas, muy ceñida que marcaban sus voluptuosos volúmenes, y ...