El cacho Nº 5 de mi esposo - Relatos Eróticos

El cacho Nº 5 de mi esposo

... había un jardín, allí nos sentamos un rato a hablar, luego de allí nos fuimos a caminar por el parque, comenzamos hablar de lo que nos gustaba y lo que no nos gustaba, llegamos a un kiosco donde venden dulces y chucherías, todo estaba cerrado por que era en la mañana y porque ese día había mantenimiento, el parque estaba algo solo, Raúl me empujó hacia la parte trasera del kiosco y comenzó a besarme, eso me sorprendió y me gusto, nos besábamos con ganas, el me volteó y se colocó a mi espalda y me besaba el cuello, mientras me decía:

Raúl— uuff mami que rica estas. Que culo más rico.

yo solo gemía, yo cargaba un vestido verde con amarillo y naranja que era ajustado en los senos y sueltesito de la cintura para abajo y cargaba un hilo así color crema, Raúl me apretaba las nalgas sobre el vestido y en una de esas me levanto el vestido y comenzó acariciarme las nalgas mientras seguía besándome, luego se agacho y se sorprendió porque creía que no cargaba nada debajo debido a que el hilo era así como el color de mi piel, me beso el culo mientras me apretaba las nalgas y yo le gemía, Dioooosss eso me excita en lugares públicos... Yo fui solo con la intención de conocerlo y ya, pero debido a eso que hizo activo mi lado morboso queriendo un rico sexo sea donde sea.

Luego de suceder eso, seguimos caminando nos sentamos en una banqueta de cemento, él se sentó con las piernas abiertas y yo me senté de lado con las piernas cruzadas entre sus piernas, seguimos hablando allí de su ...

... trabajo y mis cosas, el comenzó acariciarme las piernas y me subía el vestido y me descubría gran parte de las piernas, pero yo estaba nerviosa porque pasaba gente cerca y nos podían ver, esa adrenalina me gustaba, en una de esas él me dijo:

Raúl— baja la pierna y abre un poquito esas piernotas.

MF— que vas hacer?

Raúl— solo hazlo y veras.

MF— ok está bien, así?

Raúl— sí, asimismo, quédate quieta.

Raúl seguía acariciando mis piernas, pero ahora por entre las piernas y así fue subiendo poco a poco hasta que llego a mi cuca y me hizo el hilo a un lado y me comenzó a meter el dedo y a masturbarme, yo trataba de disimular, pero me salían los gemidos mientras veíamos a los lados a ver si alguien nos estaba viendo, así duro un ratito y me tenía tan excitada que estaba muy mojada, le dije:

MF— ya Raúl para, que nos pueden ver.

Raúl— que rico, no déjame hacerlo así, no te gusta?

MF— Siii.. Si me gusta, pero ya.

Raúl— si ya veo que te gusta que me tienes la mano mojada.

MF— vamos a un lugar más solo.

Nos fuimos al final del parque donde había unas áreas verdes y habían unas mesas de cemento y allí nos sentamos y mientras hablábamos, Raúl comenzó a meterme mano otra vez y yo sin el pedírmelo abrí mis piernas indicándole que lo que quería era que me volviera a meter el dedo, él lo entendió y allí estaba otra vez masturbándome, yo estaba sentada inclinada hacia atrás con los brazos apoyados en la mesa y Raúl sentado a mi lado metiéndome los dedos en mi ...