DESVIGUE A LA NOVIA DE MI HIJO
Fecha: 31/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... agitada. Ninguno de los dos decía nada, afuera la fuerte lluvia lo decía todo, estaríamos ahí toda la noche.
Diablos, estaba enloqueciendo, estaba súper embriagado por ella ¿Qué podría pasar? ¿Qué me rechazara, que hiciera escándalo, que terminara pidiéndole perdón y me bajara a la camioneta?
La suerte ya estaba echada. Di un beso a su cabello y lo aspire suavemente, Karen lo pudo sentir, mas no dijo nada. Mi nariz busco la piel de su cuello entre sus cabellos, la aspire y le di un beso en su cuello cálido y aterciopelado, siguió callada, solo un suave y apenas audible suspiro se oyó. Sentí como giro un poco su cuello cuando volvía a darle otro beso, con mi mano comencé a acariciarle su hombro derecho, fui bajando por su brazo despacio hacia su cadera, la que acaricie hasta su muslo, luego su nalguita sin que ella se opusiera.
Me despoje de la toalla y la arroje al piso, levante la colcha y me tape con ella, abrace despacio a Karen, acercándole mi erecta y dura verga entre sus nalguitas donde de inmediato se acomodo. “Mi pequeña nuera” seguía callada mientras yo disfrutaba el contacto con su aterciopelada y cálida piel.
Deposite un beso en su hombro, luego otro, seguí besándolo despacio así como su espalda, mientras mi mano acariciaba su hombro, su brazo, su estrecha cintura, su cadera. Sus gemidos empezaron a oírse con más claridad cuando mi mano acaricio su cintura y subió hacia sus duros y redondos pechos. Los acaricie suavemente con la punta de los dedos ...
... todo su contorno llegando a su pequeño pezón al que apreté despacio y suavemente, ella gimió con más fuerza terminando en un largo suspiro. Pase a su otra teta igual de hermosa e igualmente disfrute en cada centímetro.
Karen no decía nada, no se oponía ¿miedo? no creo, lo que si es que poco a poco iba aflojando su poca o escasa resistencia. Con mis besos recorriendo su espalda fui bajando y metiéndome entre las sabanas hasta llegar a sus caderas, la coloque casi boca abajo, para poder besar sus nalgas duras y aterciopeladas que eran un manjar. Lamí cada milímetro de ellas, besándolas y chupándolas.
¿Sera que ya había estado con otro hombre? ¿Será que ya no fuera virgen? ¿Y si así fuera, lo sabría mi hijo? pensaba para mis adentros, mientras no dejaba de recorrer aquella exquisita y tierna fruta que no presentaba ya resistencia alguna.
Baje mis manos y acaricie sus redondas y duras nalgas en todo su contorno, sus piernas de arriba abajo. Apreté sus nalgas, las separe y lamí por toda su rayita, “mí pequeña nuera” ya no disimulo su excitación al gemir con fuerza. Separo ella misma un poco las piernas, dándome más libertad de poder disfrutar de ella y ella para disfrutar de mis caricias. Con mí lengua recorrí toda su rayita, de arriba abajo, una y otra vez y justo cuando con la punta hacia presión en la entrada de su culito un fuerte gemido escapo de sus labios, levantando más sus caderas hacia mi cara. Una, dos, tres veces más presione su culito y cada vez gemía con mayor ...