1. Mi gusto por los maduros comienza así


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    Hace tiempo que venía queriendo escribir algo. Esta vez me he animado a contar parte de mi historia, un suceso real del que guardo un agradable recuerdo. He estado escribiendo otras cosas que espero compartir muy pronto y que en algunos casos serán cosas de fantasía. Cuando así sea, te lo haré saber. Mientras tanto, espero que disfrutes leyendo esto que preparé.
    
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    Había pasado los primeros 18 años de mi vida al lado de mi madre y mi hermano menor. No recuerdo a mi padre y es muy poco lo que mi mamá ha querido contarme de él. Yo no insisto mucho en el asunto, porque cada vez que toco el tema, mi mamá se pone melancólica y no me gusta verla así.
    
    Los tres vivíamos en un pequeño departamento, en un viejo edificio al sur de la ciudad. Mi mamá es enfermera en una clínica pública y sus horarios siempre han cambiado constantemente. Cuando yo era niña, y para poder ir a trabajar, mi mamá nos dejaba encargados a mi hermano y a mí con una vecina ya algo viejita, y que nos consentía como si fuéramos los nietos que nunca tuvo. Así fue hasta que doña Evangelina, la viejita, se mudó para pasar sus últimos años en su tierra natal, en el estado de Veracruz.
    
    Para cuando eso sucedió yo estaba en la secundaria y tuve que hacerme cargo de mi hermano, al que le llevo tres años. Aprendí a cocinar y a cuidar del hogar desde que tenía catorce. Mi hermano siempre fue muy tranquilo y algo tímido, así que cuidarlo era cosa fácil y en cuanto él terminaba su tarea, ...
    ... pasaba las tardes en silencio jugando con una vieja consola de videojuegos que le había regalado uno de mis primos. Recuerdo que en esa época, los veloces cambios que trajo mi pubertad me abrumaban mucho. De niña, fui muy delgada, así que la adolescencia le dio a mi cuerpo una bonita figura, de la cual, lo que más me gusta es mi trasero y mis muslos; aunque no tengo mucho busto, tengo suficiente como para que se dibuje la línea de mi escote si junto un poco los senos.
    
    Descubrí que no solo a mí me gustaba mi cuerpo. Lo supe sobre todo porque en la escuela, mis amigos comenzaron a pedirme que fuera su novia y muchos otros más atrevidos, me llevaban “a lo oscurito” y nos poníamos a fajar como los adolescentes calenturientos que alguna vez somos todos. A mí me halagaba mucho que se fijaran así en mí y aunque luego descubrí que no estaba del todo bien, hubo un tiempo en que tuve más de dos novios a la vez. En esa época perdí mi virginidad, debo decir que no fue la mejor experiencia, pero aun así, lo disfruté.
    
    Antes de tener mi primer encuentro y aún tiempo después, por las noches, me gustaba fantasear con que todos los actores y cantantes que me gustaban se iban turnando para penetrarme. Había en mis fantasías quienes me cogían dulcemente y otros que lo hacían con violencia. Yo me masturbaba en silencio mientras esas escenas se desarrollaban en mi mente y me tocaba con cuidado de no dejar escapar los suspiros que provocaban mis orgasmos, pues compartía la recámara con mi ...
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