Esto me pasó hace un par de años, trabajaba en una pequeña tienda de fotografía de barrio. El trabajo consistía, básicamente, en hacer ampliaciones de fotos familiares y en solucionar los problemas que tenían con sus cámaras las abuelas y madres del barrio.
Desde que se ha impuesto el digital, poca gente joven pasa sus fotos a papel, las ven en su ordenador , tablet o en cualquiera de las múltiple maneras que hay ahora de ver las fotos sin necesidad de pasar por la tienda de fotografía.
Era un trabajo muy tranquilo, ni muy excitante, ni muy divertido. El único aliciente que tenía era que, más o menos, una vez a la semana se acercaba por allí una pareja con una cámara con la tarjeta de memoria llena de fotos y me pedían que grabara las fotos en un CD y que les borrara la tarjeta. A veces se acercaba sólo ella, otras sólo el y otras los dos juntos, las fotos eran siempre bastante subidas de tono. Ellos desnudos, primeros planos de la polla de el o del coño de ella, ella haciéndole una mamada, él metiéndole un dedo en el ano o chupándoselo, las tetas de ella, ellos follando… Yo actuaba con total profesionalidad, pasaba las fotos al ordenador, haciendo como si aquello fuera lo más normal del mundo, grababa el CD, se lo daba y les cobraba. Pero las fotos se quedaban en el ordenador de la tienda, así que me pasaba el resto del día esperando a cerrar para estudiar con detenimiento las fotos de la pareja. Me masturbé muchísimas veces con lo que me traían.
Ella debía tener ...
... unos 35 años y el unos 40, ella menuda, tetas pequeñas pero no mucho, pelo largo y moreno, ojos verde oscuro. Él bastante alto y delgado, parecía ir al gimnasio, pero no se debía machacar. En las fotos había visto que en ocasiones se depilaban por completo, pero no siempre. En las ocasiones que se dejaban crecer el pelo, lo llevaban cuidado, quiero decir que se lo recortaban y tenían cuidado de no dejar que aquello pareciera una selva.
Estuvieron viniendo unos cuatro meses, todas las semanas, con fotos nuevas. Un día ella apareció sola sobre las diez de la mañana, me pidió lo de siempre, que si podía grabarle las fotos en un CD y borrarle la tarjeta. Volqué las fotos en el ordenador, eran especialmente interesantes, siempre eran muy interesantes. Le di el CD y la cámara con la tarjeta borrada, ella se fue y yo me quedé empalmado e impaciente por que llegara el final de la jornada para poderlas mirar con atención.
Llegaron las ocho y me dispuse a cerrar la tienda. Cuando iba a echar la verja de la puerta oí un- Espera, no cierres, un momento- Eran ellos que llegaban corriendo.
Él me dijo que habían ido a mirar las fotos del CD en el ordenador y que no se abrían. Les dije que no se preocuparan, que yo aun conservaba las fotos en mi ordenador y que les grabaría otro CD.
Entramos, yo termine de bajar la verja, pensando en salir luego por detrás y para que no entraran más clientes.
Les llevé al cuarto de detrás de la tienda, donde hacemos las fotos de carné o si ...