Fecha: 28/02/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Historia de dos amigos: Jesús Alejando y Álvaro
A la mañana, cuando desperté, Álvaro no estaba en la cama y me llegaba el olor a rico café y pan tostado. Me desperecé y sonreí dichoso, aún permanecía desnudo, a la noche no nos levantamos de la cama ni nos habíamos limpiado. Fui al baño para darme una ducha y quitarme el semen seco que atirantaba la piel de mi pecho. Aún salía el suyo de mi ano y metí un dedo para extraerlo.
Me estaba metiendo los pantalones cuando escuché el grito que llegaba del piso inferior.
-¡Se enfría el desayuno! -Estaba de espaldas ante la fregadera, con el pantalón corto de dormir puesto y también se había duchado.
-Buenos días cocinero. –Me coloqué a su lado, tenía las manos mojadas y me ofreció los labios para que le besara. Lo hice, deposité un beso ligero y algo sonoro sobre ellos y me separé rápidamente.
-¡Vaya mariconada!, ¿no te parece? Si alguien nos ve nos confundiría. -Quería quitarle importancia a lo que terminaba de suceder, me volví para ir a la mesa donde las cuadradas tostadas me llamaban haciendo padecer a mi estómago, a la vez que escuchaba su nerviosa risa.
-Están deliciosas. –Comíamos sin respirar, teníamos hambre a montones y después de una taza de café vino otra y más tostadas, ahora recién doradas, crujientes y calientes.
-Eso mismo me estaba preguntando antes de que bajaras, vaya dos noches que hemos pasado. –Su boca dejó de comer mientras me miraba, le brillaban los ojos cristalinos y algo húmedos.
-¿A ...
... qué te refieres?
-A lo que has dicho antes, tú y yo dándonos besos de amantes, en lo que me he convertido en solo dos días. ¡Waww! Es de auténtica locura. –Pero no estaba loco, además sonreía dichoso.
-¿Qué soy ahora Jesús? Si hasta deseo tenerte a mi lado y que no nos separemos. ¿Me has dado alguna pócima, un elixir que me ha cambiado? -No pude evitar reír con una carcajada espontánea y fuerte hasta que me asomaron las lágrimas.
-Analízate, mírate por dentro, tú tienes que hallar la respuesta. –Se quedó con la tostada camino de la boca.
-¿Me siguen gustando las chicas?, no tanto…, y los chicos, tú…, tú eres…, bueno ya sabes, y he pensado lo que me dijiste de Alberto. ¡Me gusta todo! Hasta lo que no he probado.
Jesús, tu siempre has llamado mi atención, siempre te he querido como amigo, como hermano, pero sin pensar que alguna vez folláramos, no…, la verdad no creí que tu quisieras, ahora me encanta tu culo, ya estoy, pensando en meterla otra vez en ese lugar calentito que tienes. Las risas que solté debían escucharse a kilómetros.
Todo lo que hablábamos era como si nos gastáramos bromas, intentando saber los sentimientos del uno hacia el otro, descubrir nuestros secretos sin comprometernos en demasía, sin confirmar nada, dejándolo todo en el aire al no llegarnos a creer que todo esto estuviera sucediendo.
-Tú tienes suerte Álvaro, los dioses te han tocado, hombres, mujeres, y eres guapo, grande, dotado de un pene que no valoras, harás al mundo feliz si tu ...