Despacho de abogados
Fecha: 16/02/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Saludos a mis queridos lectores. Mi nombre es Sara. Soy una morenaza de 29 años. Gracias a mi cuerpo, he podido realizar sueños que cualquier chica de mi edad ni siquiera puede imaginar. He conseguido subir muy alto en poco tiempo, pero como siempre que uno sube peldaños sin que exista una sólida base, las posibilidades de caer son mayores. Eso es lo que me ocurrió a mí. Con tan solo 25 años me convertí en toda una mujer de negocios. Movía importantes cantidades de dinero y cada negocio que abría era más ambicioso y me reportaba más ingresos.
Como consecuencia de mi situación, me metí en múltiples gastos y deudas, segura de que la situación, lejos de empeorar, iba a ser cada vez mejor y mejor. Pero como mi experiencia era poca, fui objeto de una auténtica estafa. Las deudas empezaron a estrangularme y mi situación era de todo punto caótica.
Cuando todo el panorama era negro, recibí una notificación de la asesoría jurídica de mi banco, en la que me concedían el improrrogable plazo de 15 días a fin de pagarles los 25 millones que en su momento me prestaron. ¡25 kilos! Estaba en la ruina.
Acudí al despacho de abogados que me había remitido la notificación, para pedirles un tiempo muerto, lo justo para sacar la cabeza y volver a levantar el vuelo. El despacho estaba en un sitio céntrico de Madrid, y al entrar, me hicieron pasar a una enorme sala de reuniones con una mesa redonda en el medio. Tardaron varios minutos en aparecer los abogados, y yo mientras tanto ensayaba ...
... cómo decirles que necesitaba ayuda.
Aparecieron en la sala tres hombres de unos treinta y cinco años, trajeados y repeinados. Una vez hicimos las presentaciones de rigor, comencé a explicarles la situación y a ofrecerles soluciones mientras ellos guardaban un escrupuloso silencio. Una vez hube acabado, los tres hombres continuaron callados durante dos o tres minutos más lo que hizo que en cierta forma me pusiera nerviosa. Entonces uno de ellos rompió el silencio y dijo: Mira, nosotros no podemos negociar la deuda, pero sí podemos retrasar de forma considerable el ejercicio de acciones judiciales y darte con ello tiempo para reaccionar.
Lógicamente continuó diciendo, tú no puedes pagarnos bajo cuerda para que te hagamos este favor, así que, tú dirás si se te ocurre alguna otra forma de agradecer nuestros favores…
Otro de los abogados, se levantó de su sitio y se acercó a mí. Me comenzó a masajear los hombros y me dijo: Mira bonita; si cada mes que te tengamos el tema paralizado, bienes una vez y nos das todo el placer que te pidamos, nos comprometemos a cumplir nuestra parte del trato.
Me quedé alucinada con la propuesta y sin tiempo para pensármelo el hombre que estaba a mi espalda comenzó a acariciarme los pechos. Al sentir su mano, mis pezones se erizaron y se pusieron duros como piedras. Tres hombretones me querían follar y me tenían cogida por el cuello. Como mi reacción ante el tocamiento de mis tetas no fue mala, el otro abogado se dirigió a la puerta y echó ...