Envueltos en la manta y abrazados el vagabundo y yo, nos fuimos para la cama. Allí entre la oscuridad reinante, nos acostamos. Quedamos los dos pegados el uno al otro, yo acariciando su polla con mi mano, hasta que la dejé entre mis muslos, justo debajo de mis huevos, mientras me abrazaba a él. Y el vagabundo, mordiéndome y besando el cuello.
Así quedamos dormidos, hasta que a eso de las 5 de la madrugada, tuvo que levantarse el vagabundo para ir a mear. Nada más levantarse, desperté yo también. Que pasa, le dije. Nada, no pasa nada, solo voy a mear que ya no aguanto más. Espera que voy yo también, le dije levantándome.
Fuimos los 2 a mear, volviendo luego ambos abrazados para la cama.
Venía acariciándome el culo y sobando la polla y huevos, hasta que nos volvimos a meter en la cama. Ahora era yo el que no paraba de meterle mano. Le acariciaba los huevos y meneaba la polla, hasta que se puso tiesa y dura como una roca.
La tenía tan tiesa que se le pegaba al vientre, llegándole al ombligo. La agarré con la mano poniéndola recta, y la llevé entre mis piernas, dejándola pegada a mis huevos.
El vagabundo llevó sus manos a mis pezones, empezando a retorcerlos y pellizcármelos. Tienes ganas de polla ¿eh mi damita? Decía mientras me retorcía y pellizcaba mis pezoncitos que ya estaban duros y excitados, al igual que mi polla. Estás calentito y quieres que te dé polla, ¿verdad?
Sí, le dije llevando mi boca a sus labios empezando a mordérselos. Quiero que me ...
... folles, quiero que me des por el culo y que me dejes bien preñado.
El vagabundo no se hizo esperar más, metió su lengua en mi boca, y saboreó toda ella, luego mordió mis labios y después de darme un buen morreo y pellizcarme y retorcerme los pezones, se subió a mi espalda, haciéndome quedar boca abajo.
Me hizo que abriera las piernas poniendo las suyas en medio de las mías, y luego de colocar su polla en la entrada a mi ano, se tumbó sobre mi espalda metiendo sus brazos por debajo de los míos. Pegó su boca a mi nuca y luego de mordisquearme, me dijo, levanta un poco el culito mi damita. Nada más levantar un poco el culo, dio un movimiento a su cadera, metiéndome más de media polla. Dio otro movimiento a su pelvis, terminando por meterme toda la polla dentro.
¡Ohhh! Gemí cuando su polla me abría el culo, ¡ooohhh! Volví a gemir cuando esta terminó por entrar toda dentro de mi culo.
Así mi amor, así, levanta un poquito más el culito. ¡Ohhh que gusto! ¡ohhh mi damita! ¡ohhh que gusto! Gemía mientras metía y sacaba su polla.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Repetía el vagabundo mientras me daba por el culo.
Jadeaba y mordía mi nuca, a la vez que decía que me iba preñar, te voy a dejar embarazado mi amor, mientras no paraba de culearme.
Dios, notaba su polla como entraba y rozaba mi próstata, y los huevos del vagabundo pegar en la entrada a mi ano. Se escuchaba el chof, chof chof, de su polla entrando en mi culo, y el calor de su cuerpo pegado a mi espalda.
Yo ...