1. Cogiendo en la casa modelo, la casa abierta


    Fecha: 05/02/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... sólida de su pelvis. Melida cabalga con un bonito ritmo, que si no fuese por mi experiencia en estos trotes, a cualquiera hace acabar en minutos. Me sostengo y quiero mamar sus tetas en esa posición, pero Melida no me permite, más que tocarlos y amasarlos con mis manos. Ella ha hecho el mayor esfuerzo en esta faena, y le dejo ir una arremetida violenta y Melida gime de placer y solo me dice: Así, así… no pares… dame, dame. He acelerado el ritmo y Melida cierra los ojos y abre la boca y un gemido escandaloso de placer sale de su boca: Me voy, me voy… Dios mío que rico. Le he taladrado su conchita con tanto ímpetu, que su orgasmo me lleva a que eyacule tremendamente en ella. La colcha nueva de la casa modelo se ha mojado.
    
    Puedo ver cierto sudor por sobre sus labios y su sien, y yo estoy también transpirando tremendo ajetreo sexual. Ahora los dos nos vamos a la ducha y nos aseamos de nuevo. Salgo y mi teléfono suena y es Kashira, quien me pide no me olvide de recoger a Melida. En mi mente solo pensé: Aquí me la estoy re-cogiendo. Por alguna razón que creo comprender, Melida no me permitió que le chupara su conchita, aunque me acerqué, pues no me puso objeción que le chupara el culo. Toda mi cara estaba metida en esas nalgas y me comí a placer ese ojete, mientras Melida se retorcía y gemía de placer. Intuyendo que me quería coger su culo, me vuelve a dar una mamada en la verga y me la llena de su saliva. Aun así le he preguntado si me lo puedo coger, sin decirle que. Ella ...
    ... solo dice: ¡Es suyo!
    
    Cuando una chica me responde de esa manera, intuyo que ha tenido esa experiencia anteriormente y que de alguna manera la ha gozado. Regularmente las chicas dicen “no” por pena, o se niegan por los tabús que tienen y se dan a rogar, aunque la mayoría tienen esa curiosidad. Pero Melida es una mujer de 32 o 33 años, sabe lo que hace y sabe lo que quiere.
    
    Se pone en cuatro sobre la cama después de haberme mamado la verga. Encorva su rico cuerpo donde al nivel de sus pechos se pone una almohada. Yo literalmente me subo a la cama y me paro por sobre ella, y desde ahí miro ese trasero exquisito de Melida, que incluso en esta posición uno tiene que abrirle las nalgas para poder observar su rico culo. Me agacho brevemente para darle lubricación con mi lengua a su rico culo y solo me advierte de una manera pasiva: Tony, con cuidado, recuerde que su verga es más grande y gruesa que el promedio.
    
    Tomé mi glande y lentamente, poquito a poquito se perdió en el culo de Melida. Ella dio un pujido pero asimilo la entrada. Sin aplicar fuerza y de una manera delicada, le fui enterrando el resto de mi verga, hasta que mis huevos rozaban la conchita de Melida. De esa manera y sin mucho movimiento estuvimos por un par de minutos y donde podía sentir ese vibrar de la contracción de las paredes del ano que Melida me enviaba y yo le correspondía contrayendo mi glande adentro de su rico culo. De esa manera comienzo un vaivén lento y parsimonioso y donde debido a lo bien ...
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