Chantaje a nuestra maestra de escuela
Fecha: 28/01/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: xxc, Fuente: CuentoRelatos
... llegó. Nos reunimos de nuevo en mi casa. Era finales de verano. Marcos y yo empezaríamos pronto la universidad, y Rodri y Juan buscarían trabajo para ayudar a sus familias. La reunión tenía sabor a despedida, porque cada uno tomaría nuevamente rumbos distintos, y ya no contaríamos con el mismo tiempo libre del que estábamos acostumbrados.
Todos se presentaron bien bañaditos, con sus mejores pilchas, perfumados. Yo también me puse lo más presentable posible, con un pantalón nuevo que mi vieja me había comprado hace meses, y todavía no había estrenado, y con una camisa de hilo azul.
Viajamos en el bondi en silencio, porque estábamos nerviosos y porque ya estaba todo dicho.
El viaje duró una hora. A las dos y media ya estábamos en Ramos Mejía, y a los cinco minutos ya habíamos llegado a la casa de la seño Vane.
Esperamos en la esquina, y cuando después de veinte larguísimos minutos la vimos bajar de un remis, nos acercamos a saludarla.
- Hola chicos ¿Cómo andan? – nos saludó, con una alegría sincera en su sonrisa. - ¿Qué andan haciendo?
- Andábamos paseando, y como sabía que a esta hora estabas en tu casa, les dije a los pibes que vengamos a saludarte. – dijo Marcos. El tuteo no era algo nuevo, ella siempre fue poco formal para esas cosas, y desde chicos nos acostumbramos a hablarle casi como a una amiga, más aun fuera de la escuela.
- Pero obvio que tenían que venir a saludarme. – dijo ella, y nos dio un beso en la mejilla a cada uno.
Era cierto que el ...
... tiempo no hizo mella en ella. Estaba preciosa, con su guardapolvo pulcro, y una pollerita azul, floreada, que le llegaba hasta un poco arriba de las rodillas. El pelo rubio lacio, caía sobre sus hombros. Sus ojos expresivos sonreían al igual que sus labios pintados de rojo.
- ¿Quieren pasar un rato? – preguntó, mientras abría el portón de su casa, y nosotros, por supuesto, aceptamos la invitación.
Sentí un poco de pena por ella, porque nos trataba tan amablemente, mientras que nosotros nos traíamos entre manos un plan perverso. Pero la lascivia le ganó la pulseada a los escrúpulos, y mientras nos guiaba por la acogedora casa, hasta llegar al living, viendo como meneaba el culo mientras caminaba, me excité tanto que la pena quedó guardada en un lugar donde, de momento, no molestara.
Hablamos de cosas banales un buen rato. Le contamos sobre la secundaria, y nuestros planes a futuro. Nos felicitó especialmente a mí y a Marcos por inscribirnos en la universidad. Vane seguía teniéndome como el preferido, y se sentó al lado mío para abrazarme, mientras conversábamos.
Pero nosotros estábamos muy ansiosos y ya queríamos jugar nuestras cartas. Juan fue el que habló primero.
- Seño ¿y el profe Gustavo qué onda con usted?
- ¿cómo qué onda? Jaja – rio nerviosa recordando a su amante. -¿Qué me querés preguntar?
- Dale, vos sabés de lo que te estoy hablando. – insistió Juan.
- No, no sé de qué me estás hablando. – dijo ella, nerviosa. Nos miró uno por uno, y cunado ...