1. Una consulta muy particular


    Fecha: 06/01/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... empezamos a desvestirnos una a otra, su cuerpo era maravilloso, sus ojos brillaban. Lentamente entramos a la habitación, besándonos y dejando a cada paso algo de nuestra ropa, se recostó sobre su cama, me acosté sobre ella, la bese en cada centímetro de su cuerpo, los lóbulos de sus orejas, sus hombros, su cuello, con mi mano acariciaba lentamente su sexo, se sentía húmedo, sus líquidos brotaban demostrando de esa manera el placer que sentía con mis caricias.
    
    Puse mi mano humedecida por sus jugos, entre la boca de ambas y juntas saboreamos ese exquisito sabor, su lengua se fundía en la mía, su mano acariciaba mis pechos, mis pezones estaban duros como roca, ella podía sentir el placer que me estaba dando tenerla entre mis brazos, entre mis piernas.
    
    Fui bajando lentamente, besando sus pechos, su panza, hasta llegar a su sexo que se sentía vibrar, que estaba tan húmedo, abrí sus labios, acaricie su clítoris. Vi salir a borbotones su placer.
    
    Pose mi boca y sentí su sabor, mi lengua se agitaba lentamente, hasta que metí la misma muy profundamente en su vagina, no pudo contenerse, pude sentir su exclamación de placer
    
    - seguí, seguí, ...
    ... no pares, quiero que bebas hasta la última gota de mí, sentíme, gozalo ....- Llegó a su clímax, con un intenso orgasmo, tan fuerte, tan verdadero que se notaba que lo estaba disfrutando.-.
    
    Me incorpore, me recosté sobre ella y la bese.
    
    Me tomo por la cintura, giro sobre mí y cuando yo quede boca arriba sobre la cama, dijo:
    
    - ahora te toca a vos
    
    Paso su lengua por mis labios, por mi cuello, pezones, beso mis entrepiernas, abrió mis labios, sentí su lengua, tan suavemente que no pude contener mi suspiro, el placer era tan fuerte, tan profundo, podía sentir como me mojaba y como ella bebía cada gota de mí, me sentía transportada por el placer más allá de toda razón, tuve un orgasmo largo e interminable, como nunca había tenido.
    
    Se fue recostando sobre mí, me beso, sentía sus pechos contra los míos, nos besamos y acariciamos durante mucho tiempo. El placer estaba instalado y no se iba a ir, las hora pasaron, porque una y otra vez volvíamos a empezar.
    
    Hoy ... cuento las horas para volver a verla, porque he encontrado en ella aquello que busque en otra persona y que solo me trajo tristezas. La vida siempre nos da una ravancha. 
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