En mi relato anterior les contaba como había tenido la oportunidad de sorprender a nuestra asistenta del hogar hurgando en la ropa de mi mujer, gracias a ello la había amenazado con despedirla si no me dejaba cumplir una de mis fantasías: “Poder lamer sus partes más intimas”
Sin embargo, cumplir esa fantasía me dejo atrapado por el aroma de sus pies, de su coño, de su culo…y ahora estaba en sus manos
Sofía venia a realizar las tareas de la casa, una o dos veces a la semana según lo convenía con mi mujer, era una chica inmigrante de mediana edad no muy guapa y algo rellenita, además parecía bastante tímida.
Pero después de nuestra primera experiencia, no podía dejar de pensar en sus aromas, hubiera hecho cualquier cosa porque me dejara volver a lamer aquel cuerpo.
A pesar de que le había prometido que no volvería a molestarla y que todo estaba olvidado, no lo pude resistir y le mande un whatsapp, que decía:
-Por favor, necesito volver a probar tu cuerpo.
-Me dijiste que todo estaba olvidado.
-Si tranquila todo está olvidado, esta vez seré yo el que haga lo que tú quieras. No puedo dejar de pensar en ti.
-Y si te dejara, yo que ganaría?
-No te gusto? hare lo que tú quieras?
Poco a poco la conversación fue subiendo de tono y Sofía cada vez estaba más cómoda:
-dime qué quieres hacerme? Vas a tener que convencerme? Que quieres chuparme, vamos dímelo!!!
-Quiero lamer tus pies sudados, tu coñito excitado, tu culo sucio…todo tu cuerpo. -Ja ja ...
... eres un guarro, pero me gusta. Que piensa tu mujer de tener un perrito lamecoños??
-Ella no conoce mis gustos, solo seré tu perrito.
Su última frase me dejo sorprendido, porque aparentemente Sofía era una chica tímida pero sus insultos hicieron que todavía me excitara más.
Así termino nuestra conversación y quedamos que el próximo día que vinería a casa, yo intentaría salir antes del trabajo. Por supuesto después del cruce de mensajes mi pene estaba a punto de reventar y tuve que ir al lavabo para desahogarme.
A los días Sofía me llamo, mi mujer le había dicho que pasara a limpiar todo el día, así que salí pronto del trabajo con la escusa de que no me encontraba bien y me fui rápidamente a casa.
Sofía estaba en la cocina, como hacía calor solo llevaba la bata de limpieza y unos zuecos con calcetines, aunque no era la imagen más excitante del mundo, si remarcaba su gran culo y sus grande tetas.
Pero cuando fui a entrar a la cocina vi que también estaba mi mujer y me quede de piedra sin saber que decir, pero tuve suerte porque me quede tan blanco que ella misma me dio la escusa perfecta;
-Que haces en casa? Estas malo cariño, sacas mala cara?
-Si si no me encontraba muy bien
-Ahora le decía a Sofía que me voy de compras al centro de la ciudad, estaré toda la tarde fuera, pero si quieres me quedo para cuidarte?
-No no hace falta solo es dolor de cabeza, me tumbare un rato en la cama y cuando vuelvas seguro que estoy como nuevo.
-Ok, vuelvo para la ...